El general retirado Rafael Guillermo Guzmán Fermín, quien fuera jefe de la Policía Nacional en el período 2007 al 2010, ahora es un teórico que habla de la reforma policial y de la reducción del crimen organizado, y hasta se atreve a cuestionar al presidente de la República, Luis Abinader, por supuestamente reducir el presupuesto de instituciones destinadas a combatir el crimen organizado como el Ministerio Público, la justicia y la propia PN.
La capacidad de idear soluciones a temas de trascendencia se ha desatado, como es el caso de la delincuencia, el crimen y la violencia social.
El general Guzmán Fermín, con un historial de oficial sádico y con un lastre muy largo de desapariciones y torturas, además de los abusos contra oficiales inferiores, tiene serias deudas con la justicia. Por supuesto, él piensa que no es así, y que con las desapariciones (caso Juan Almonte, por poner un ejemplo) y ejecuciones extrajudiciales lo que hizo fue crear una estela de asesinatos institucionales, que pusieron en jaque a la sociedad y al gobierno ante el baño de sangre que estábamos dejando con el supuesto combate a la delincuencia.
Entre el 17 de agosto de 2007, cuando fue posesionado como jefe de la Policía Nacional, y el 16 de agosto de 2010, cuando fue destituido, fueron muchas las muertes de ciudadanos a manos de la Policía Nacional. Esa Policía hacía detenciones abusivas, retenes en los barrios y asesinaba gente pobre, y el país fue denunciado por los organismos que trabajan en procura de la defensa y protección de los derechos humanos.
Arturo del Tiempo, narcotraficante español que hizo grandes negocios en República Dominicana, era un oficial asimilado a la Policía Nacional de Guzmán Fermín. Y entre ambos personajes, el jefe policial y el narcotraficante, además de tener negocios en común, jugar golf, tenían operaciones financieras e inmobiliarias, que nunca fueron explicadas, y que los fiscales de entonces que recibieron testimonios de esos datos terminaron separados de la DNCD y del Ministerio Público.
En la DNCD, por cierto, el presidente era el general Rafael Rosado Mateo, fuertemente vinculado con el general Guzmán Fermín. Sus actuaciones en ambas instituciones se relacionaban tanto, que la Policía Nacional de Guzmán Fermín terminó creando un departamento para combatir el micro tráfico de drogas en los barrios, y así -violentando el ordenamiento jurídico y los roles asignados- la PN volvió al historial del viejo general Descartes Pérez.
Veamos este dato del período de Guzmán Fermín al frente de la Policía, de un reporte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
“Sólo en el plazo de Rafael Guillermo Guzmán Fermín como jefe de la Policía, en 2008, 2009 y 2010, al menos 1.300 ciudadanos fueron asesinados.«Estas estadísticas muestran que con la política de "intercambios de disparos" criminalidad no ha habido disminución en cualquiera de sus manifestaciones, desde hurto simple o delitos comunes hasta llegar a delitos de cuello blanco, incluyendo el crimen organizado y la corrupción de la administración pública", dice el informe de la CNDH.
Sin ánimo de entrar en polémica, ni generar debates sobre la naturaleza de los crímenes que ahora se cometen, como el caso de Leslie Rosado, nos interesa especialmente establecer que no todo el que habla puede ofrecer una versión impoluta de lo que describe.
Guzmán Fermín pasó por la jefatura de la Policía Nacional. Tuvo la oportunidad de hacer reformas, y en cambio convirtió la Policía en una organización paralizante de la sociedad, que atemorizaba a todo el mundo. Fue precisamente en ese período que se creó y divulgó el lema “Policía no me mate, que yo me paro”.
El presidente Luis Abinader ha dicho lo correcto sobre el crimen contra la arquitecta Leslie Rosado: Que fue un acto de salvajismo intolerable y que los responsables serán sancionados y que todo el que cometa actos como este será sancionado, porque el gobierno no lo va a tolerar. Y que la reforma de la Policía Nacional es de urgencia, y que habría evaluaciones y que se tratará de crear la policía que la sociedad necesita, con la aclaración de que la sociedad tendrá que adoptar compromisos y reducir la violencia social.
Guzmán Fermín ahora es político, de Fuerza del Pueblo, y analista del crimen y del cibercrimen, y dice que no hay correspondencia entre el presupuesto del 2022 y lo que dice el presidente que se quiere hacer con la Policía Nacional.
El ex jefe de la Policía, como civil y como político, tiene derecho a decir lo que desee, porque estamos en democracia, pero su paso por la PN, donde le conocían como El Cirujano, representa un lastre muy pesado y nada ejemplificador de lo que se debe hacer para reducir el crimen organizado ni la violencia social. Solo eso.