El año escolar 2020-2021 en la educación preuniversitaria iniciará formalmente este lunes, y durante toda la primera semana de noviembre habrá pruebas y ensayos que determinarán el trayecto que deberá seguir la educación dominicana en medio del Estado de Emergencia y de la pandemia de Covid-19, para ocupar la inteligencia, la conciencia y el tiempo de los estudiantes dominicanos.
El rol del ministerio de Educación es fundamental en la organización y determinación del programa que se aplicará en todos los cursos que se ponen en marcha a partir del lunes. El rol del gobierno en general será brindar apoyo al ministerio, sentar las bases de la solidaridad y el emprendimiento de los maestros, de los estudiantes y de los padres y las madres en este nuevo año escolar.
Madres y padres no solamente tendrán la tarea de brindar apoyo a los hijos e hijas, y a los nietos, sino de convertirse en reales protagonistas de la educación de sus hijos y nietos.
Ese es el gran desafío de este año escolar: Cómo conseguir que los padres y madres y tutores en general sean acompañantes, vigilantes, conductores, entrenadores y al mismo tiempo protagonistas de las materias que impartan, ya sea vía presencial, en algunos casos, y por la vía virtual o semi presencial en la mayoría, a través de la radio, la televisión, los medios electrónicos en general, que servirán como transmisores de mensajes y programas de estudios previamente acordados por los maestros y el ministerio de Educación.
Admitamos que la expectativa es general, en los maestros, estudiantes y madres y padres. Pero también admitamos que el gobierno central, desde el presidente Luis Abinader hacia abajo, todo el aparato del Estado ha estado empeñado en que este proceso sea innovador y exitoso.
Tal vez de esta experiencia surja un nuevo modelo de enseñanza. El Covid-19 y la reducción de la socialización nos obliga a ser creativos y colocar la educación patas arribas, para seguir adelante.
La educación ha cambiado. La escuela ya no es el local al que asistimos todos en nuestra infancia, adolescencia y juventud. La escuela es ahora nuestro hogar, con la cercanía y vigilancia de nuestros padres y madres, y con un maestro a través de las pantallas de un computador o de un televisor. La escuela ahora es más cálida, tiene más sentido humano y familiar, y eso hará que la disciplina sea diferente y que los valores y patrones de socialización sean también distintos.
La responsabilidad es ahora colectiva realmente. Ya no se trata de crear asociaciones de padres y amigos de las escuelas. Es que la escuela es nuestro hogar. Y es que tenemos que asumir una relación también diferente con los estudiantes, que son nuestros hijos y nietos. La socialización es un tema diferente, crea un patrón de relaciones personales completamente distante y novedoso.
El ministerio de Educación está obligado a estudiar comportamientos, conductas de maestros, estudiantes, familiares, y de observar con creatividad e inteligencia el patrón de uso de los mecanismos tecnológicos que ha comprometido para la educación, que tienen unos costos significativos, y que realmente en cantidad son los grandes ausentes, pese al esfuerzo realizado por el gobierno.
El gran deseo es que seamos exitosos. El gran temor es que fracasemos. Sin embargo, como esto es completamente nuevo, hay que decir que no es posible atribuir culpas a nadie. Todos somos aprendices de este nuevo modelo. No podemos tener la certeza del éxito, aunque debemos acudir al modelo con la expectativa de superar las dificultades.
Que nadie espere que todo saldrá perfecto de principio a fin. Surgirán problemas o se podrían cometer errores. Pero a cada inconveniente se le podrá dar respuesta y solución sobre la marcha, pues se trata de una experiencia totalmente diferente a todo lo conocido en anteriores años escolares.
Este esfuerzo es nuestra mayor incógnita, pero la sociedad dominicana podrá superar estas limitaciones, como ya lo ha hecho el sistema universitario dominicano, que en poco tiempo se acostumbró a la virtualidad de la educación superior. Exitos y que nadie se quede atrás con este nuevo modelo, que vamos inventando poco a poco, con nuestra audacia y nuestra inteligencia, y el empuje y la voluntad que nos brinda la sociedad dominicana.