Gonzalo Castillo Terrero ha irrumpido al escenario político, como precandidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, con bastante éxito.

Lo primero que logró con su lanzamiento fue desviar la mirada, que estaba concentrada en los precandidatos danilistas más antiguos en esa contienda: Reinaldo Pared, Temístocles Montás, Carlos Amarante Baret, Francisco Domínguez Brito, Andrés Navarro y Radhamés Segura.

Estos precandidatos ahora compiten con Gonzalo Castillo, que ha puesto en evidencia un poder de convocatoria superior al que se le atribuía, y que cuenta con un amplio apoyo en los organismos decisivos de dirección del PLD, como el Comité Central y el Comité Político, aparte del poder que tiene en el municipalismo.

Gonzalo Castillo, aunque tiene mucho tiempo en política de acuerdo con sus propias declaraciones, no se ha caracterizado por explicar su criterio sobre los temas de desarrollo de la sociedad dominicana. Ha sido un apologista de la gestión del presidente Medina, y en los años que lleva como funcionario, esencialmente se le conocen sus discursos sobre obras de infraestructura.

Ese es uno de sus puntos débiles, que se conoce poco cómo piensa de la economía, la producción, el empleo, medio ambiente, turismo, remesas, relaciones exteriores, justicia, equidad, iglesias, sociedad civil, interrupción voluntaria del embarazo, salud, educación, migración, frontera,  vivienda, juventud, protección social, envejecientes, drogas, pobreza y tantos otros asuntos relevantes.

También Gonzalo Castillo se ha convertido en el objetivo de las críticas de los opositores al gobierno del presidente Medina, pues lo señalan como el favorecido por el presidente. El hecho de que ha salido con tantos recursos, y con Ruben Jiménez Bichara como su coordinador de Campaña, aparte de Osvaldo Oller en la parte financiera y de asuntos empresariales, lo ha convertido en un objetivo a ser derribado.

En pocos días Gonzalo Castillo está desafiado a superar los obstáculos que se le presentan, incluyendo ahora un sometimiento judicial, y la larga lista de señalamientos y rumores que le endosan una parte de la responsabilidad por los asuntos de Odebrecht. Es mucho trabajo en poco tiempo. Cuando ofreció su explicación de por qué se lanzaría a buscar la nominación presidencial del PLD para el 2020, dijo haber consultado la decisión con su familia y sus más íntimos allegados. Eso quiere decir que él conoce a lo que se expone, en una campaña electoral en la que se exponen todas las inmundicias habidas y por haber.

Aparte de los recursos con que cuenta, y de la imagen que tiene como gerente eficiente, Gonzalo Castillo está urgido a proyectar una imagen de político con pensamiento propio, por ejemplo, para enfrentarse en una contienda interna, el 6 de octubre, con Leonel Fernández, en donde se pondrá en una balanza la experiencia de Estado y la probidad como políticos de los que resulten favorecidos por las bases de la sociedad, ni la militancia del PLD. No olvidemos que las primarias del PLD serán las únicas abiertas.