El segundo período de gobierno del presidente Danilo Medina tiene ya ocho meses. Para completar el cuatrienio le quedan aún tres años y cuatro meses.

El gobierno realiza esfuerzos para mantener a la persona del Presidente con buena valoración y para transmitir confianza. El Presidente trabaja todos los días, emite decretos, inaugura obras, anuncia inversiones, y hasta se toman medidas para ofrecer más transparencia en el gasto público. Incluso el Presidente ha tenido reuniones con los funcionarios a los cuales ha reclamado transparencia y les ha dicho que de no proceder con la debida rectitud en sus cargos se verán con la justicia.

Pero hay problemas. La ciudadanía no se siente satisfecha con la situación del país y se percibe un desgaste de la credibilidad de las autoridades y de los políticos en general. Eso afecta principalmente al gobierno del presidente Medina y al Partido de la Liberación Dominicana.

La violencia social, la inseguridad ciudadana y los casos de corrupción y de impunidad han agotado parcialmente la buena vibra que se tenía entre las autoridades y el pueblo.

Ya hay encuestas que reflejan con mucha claridad esa falta de credibilidad entre políticos, jueces, autoridades y la sociedad dominicana. El cuadro político ha cambiado en poco tiempo y el gobierno no tiene ya lo que tenía hace unos meses.

El caso Odebrecht y el curso de las investigaciones del Ministerio Público parece que agotaron la paciencia de muchas personas. La secuencia de perdones del gobierno con actos de corrupción, seguidos, y con personajes odiosos e irritantes, ha reducido las posibilidades de maniobra del presidente de la República Danilo Medina.

Desde el gobierno y desde el Ministerio Público se dice que habrá sanciones y que no se permitirá que los corruptos salgan ilesos de este caso. Es una repetición de casos anteriores. Y la sospecha siguen cayendo sobre el gobierno. Danilo y su entorno sostienen que tiene que haber condena contra la corrupción, pero que el expediente hay que documentarlo bien, para que no se escapen los corruptos como en el pasado. Eso luce correcto, pero huele a excusas y a justificaciones previas de los responsables de las irregularidades, la recepción de los sobornos y las alteraciones de precios de las obras.

Como telón de fondo se ve lo que ocurre en Brasil, en donde cada día hay más imputados. Esta semana fueron sometidos otros 83 personajes, especialmente políticos, que se beneficiaban de las obras y contratos que recibía Odebrecht en Brasil. Las llamadas delaciones preciadas de los 77 funcionarios de la empresa Odebrecht siguen surtiendo efecto.

En la medida que pasa el tiempo sin que se noten acciones concretas de la Procuraduría General de la República, se pierde más credibilidad en el gobierno y en los fiscales investigadores. Aunque el presidente Danilo Medina no tenga responsabilidad en todo lo que ha ocurrido, y aunque carezca de vínculos con los negocios de Punta Catalina, su imagen está siendo afectada porque aparece como el único responsable de que no se actúe con seriedad contra la corrupción.

Y es cierto que Danilo Medina dijo que actuaría contra los corruptos, incluso hasta por el rumor público, y que llamaría a los funcionarios denunciados para pedirles cuenta, y que los cancelaría. Nada de eso ha ocurrido. Uno de los miembros del Comité Político del PLD, Felucho Jiménez, quien es funcionario del gobierno, ha dicho que en el PLD hay ladrones. Y habló de las sobrevaluaciones de obras, y que incluso en el Comité Político habló del tema. Y no se investigan esas declaraciones de alguien con conocimientos de lo que está diciendo. Tampoco se investiga la propia denuncia del Procurador General Jean Alain Rodríguez, de que empresarios y políticos estarían tramando para hacer daño a su investigación.

El PLD como partido ha querido alejarse de las diatribas que ha generado este caso. Su presidente Leonel Fernández no ha dicho nada, pero los miembros del PLD y del Comité Político están debatiendo públicamente, algo que no eran común en el pasado. Y hay espacios en los cuales el debate entre los grupos peledeístas se ha tornado más que intenso, ríspido, zahiriente.

Todas las miradas se concentran en el PLD y en el gobierno.

¿Se mantendrá la estrategia del Gobierno, de que esto no es grave, y que finalmente se aclarará la crisis en beneficio de Danilo y de su equipo?

Tanta confianza, en momentos en que bajan los números de aceptación, es sumamente capciosa. Hay razones para dudar.