“El narcotráfico, esa maravilla capitalista del siglo XX, desnuda sin hipocresías y sin ataduras morales la esencia del Estado al que Weber definió como el “monopolio legítimo de la violencia”.
En el mundo del narcotráfico existe países productores, otros son puente o tránsito como es el caso República Dominicana y consumidores, también existen rutas de droga e ilícitos desde países de origen, hasta su destino de consumo, pasando por países que facilitan el tránsito y penetrados el crimen internacional en su institucionalidad.
“La afirmación de que el último objetivo del narcotráfico es la obtención de ganancias, es cierta empíricamente, pero falsa científicamente. El narcotráfico genera capital, no sólo dinero; es una industria, no sólo un negocio. Es una relación social de dominación, no sólo una actividad comercial ilegal”, en ese sentido, “la vinculación del narcotráfico es más fuerte con el Estado que con las drogas”.
El abordaje del profundo problema del narcotráfico y la seguridad ciudadana, está estrechamente vinculado con aspectos de la geopolítica que inciden de forma directa e indirecta, considerando la ubicación geográfica del país, su condición de insularidad, los contextos societales, el sistema político y los factores culturales.
La reflexión nos indica que los principales peligros para la paz y la vida de los ciudadanos en América Latina y el Caribe, está vinculado a las amenazas del narcotráfico, el lavado de activo, la corrupción y la penetración del crimen en las estructura del Estado y en los propios organismos de seguridad, además de las sociedades fragmentadas a causa de la inequidad, la desigualdad y los niveles de exclusión, considerando que nos encontramos ubicados geográficamente en la región más desigual del mundo.
La penetración del crimen y los altos niveles de corrupción, está asociada a los niveles de impunidad que sigue imperando en el país. Las amenazas a la seguridad ciudadana está asociada a la delincuencia organizada transnacional , en nuestro contexto están relacionadas a factores interno y externo, entre ellos, la pobreza, la corrupción e impunidad, el contrabando, el tráfico de personas, armas, drogas; el lavado de activos; el deterioro ambiental, las enfermedades infecto-contagiosas, que su presencia y ausencia de control facilitan la penetración del crimen internacional organizado en las distintas estructuras societales y al interior de las instituciones encargadas de prevención, persecución o sanción del crimen y el delito.
La elaboración de propuestas de políticas de seguridad deben partir de la comprensión de nuestra propia realidad y contexto, deben partir de una claridad de las amenazas de carácter local, nacional, regional, también deben tener una de conexión con factores geopolíticos que inciden en la problemática y que deben ser considerado para sus propuestas de soluciones, como la globalización, la desregularización del comercio, la internacionalización del capital, el desarrollo de la tecnología de la información y la comunicación, la liberalización de las fronteras, los flujos de personas, etc.
En ese contexto y con las debilidades de las instituciones del Estado, el incumplimiento de las leyes, el avance de la corrupción e impunidad, facilitan la penetración del crimen transnacional organizado, que en ocasiones realiza sus operaciones con capacidades estratégicas y recursos superiores a los del Estado, pivoteando , dinamizando e incrementando los flujos de capitales internacionales, regionales, nacionales y articulándose con los procesos de la economía “legal” proporcionando un valor agregado y acumulaciones vitales al sector financiero internacional.
La seguridad ciudadana no puede ser abordada y desvinculada de las amenazas a seguridad nacional, que en el caso de la República Dominicana son multidimensionales, vinculadas a factores de orden público, entre ellas, tráfico de armas, lavados de activos, trata de persona, corrupción, narcotráfico y la penetración del crimen organizado, entre otras.
En el caso de la República Dominicana el crimen internacional quebranta la seguridad ciudadana, garantizando la impunidad de sus actuaciones, de ahí la importancia de los análisis prospectivos y geopolíticos para comprender los cambios globales y el futuro, para prevenir situaciones, orientar procesos, definir políticas y estrategia ante los vertiginosos cambios planetarios en el orden político, social y económico que impulsan una nueva reconfiguración del poder.
La política de defensa y seguridad nacional ausente en el país, busca robustecer, garantizar y fortalecer el Estado Social Democrático de Derecho, mediante el fortalecimiento de la autoridad, el imperio de la ley, la creación de una política de defensa y seguridad nacional requiere de órganos y procesos que ubiquen los diversos niveles para la toma de decisiones, la ejecución y control pleno de las mismas. Además debe identificar los objetivos a alcanzar, los marcos normativos, los sistemas de organización y relación interinstitucional.
En ese sentido, la no constitución del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional previsto en el artículo 258 de la Constitucion dominicana y su funcionamiento como “órgano consultivo que asesora al Presidente de la República en la formulación de las políticas y estrategias en esta materia” se convierte en una necesidad imperiosa para reducir la improvisación, la dispersión y la discrecionalidad. Por cuanto, urge que el Poder Ejecutivo reglamente, defina su composición y funcionamiento.
El fortalecimiento de un Estado Social Democrático de Derecho está sujeto a políticas y normas, fundamentales para el desarrollo democrático y una plataforma esencial para el diseño e implementación de políticas públicas integrales en materia de Seguridad y Defensa Nacional y de protección de los derechos humanos.