Es bueno que sea el sector empresarial el que llame la atención sobre las fallas en el comportamiento de la economía. El país es un consumidor neto de bienes importados, incluso de muchos bienes que se producen en el país, y en perjuicio de la producción nacional los importamos con muchas facilidades. Muchos grupos productivos se han ido a la quiebra, como es el caso del sector agrícola.
Manuel Diez Cabral, presidente del Conep, dejó clara la posición de los empresarios dominicanos sobre este tema. Estas fueron sus palabras:
¿Qué nos ha impedido estar a la cabeza del desarrollo, junto a países como Chile o Brasil? ¿Qué ha impedido que el crecimiento económico que hemos experimentado se convirtiese en bienestar social para más dominicanos?
Pasamos de un modelo primario exportador, fuente principal de empleos, divisas e ingresos fiscales, a un proceso de industrialización, luego a una economía de servicios y, finalmente, a un modelo de crecimiento basado en sectores no transables, es decir, aquellos no expuestos a la competencia internacional. Hemos avanzado desarrollando nuevos sectores, pero abandonando los anteriores e incluso tomando medidas que más bien los destruían. La mayor parte de las economías que hoy se presentan como exitosas fortalecieron nuevos sectores sumándolos a las vigentes, no sustituyéndolos.
¿El efecto? Un crecimiento con profundos desequilibrios, con brechas que hacen prever que no será sustentable. Un crecimiento financiado en base a una deuda pública total que pasó de 17.2% del PIB en el 2001 a un 39.6% en el 2010. Este aumento de la deuda es de tal magnitud, que el pago de intereses y amortización de capital aumento del 9.3% de los ingresos tributarios en el 2000, a 37.2% en el año 2010. Esto significa que aproximadamente cuatro de cada diez pesos que ingresa vía tributos se destinan al pago de la deuda pública.
Este modelo de crecimiento ha hecho posible que el consumo haya pasado de 84.9% del PIB en el 2000 a representar un 93% del PIB en el 2010 superando al país que históricamente ha sido el ejemplo de “consumo” en el mundo: Los Estados Unidos. Un modelo que ha provocado que el ahorro interno caiga de 15.2% del PIB en el año 2000 a 7.0% del PIB en el año 2010.
El hecho de que las importaciones superen holgadamente a las exportaciones se refleja en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, manteniéndose en niveles peligrosamente altos de entre un 5% y 10% del PIB en los últimos 5 años financiado con un creciente endeudamiento que no va dirigido a incrementar el capital, sino a fomentar el consumo.
El tema crucial es como fomentar y aumentar las exportaciones. Un tema difícil pero indispensable para romper la inercia que ha impedido conducirnos hacia la prosperidad del país y a la reducción del gran déficit de cuenta corriente que tanto nos pesa. Decimos difícil, porque enfocarnos en esta dirección requerirá de decisiones urgentes y valientes.
Un producto agrícola o industrial hecho en República Dominicana debe contar con las mismas condiciones fiscales que las que tiene su homólogo en un país competidor. De igual manera, el sector turismo, que exporta también, no debiera tener condiciones diferentes a la de los países de la región.
Rompamos esta inercia y convirtamos a todos los sectores que producen algún bien o servicio en grandes motores de la economía dominicana. En definitiva, la competitividad debe ir acompañada de la equidad. Una exportación, es una exportación y punto, no importa en que parte del país se fabrique. Ya sean productos o servicios no podemos exportar impuestos.
Este será el gran antídoto contra el empleo informal, a favor del bienestar social y la seguridad ciudadana. Sencillamente no nos podemos seguir dando el lujo de tener un empleo informal de un 57%. Jamás obtendremos seguridad ni combatiremos el crimen sin empleos dignos para la población. Los sectores más indicados a liderear esta creación de empleos formales, serán los sectores productivos de la economía.
Con urgencia debemos modificar las estructuras que han mandado las señales incorrectas a los sectores productivos. Aboquémonos de inmediato a la eliminación del concepto de renta mínima presunta, el 1% a los activos.
Impuesto que impide la formalización de sectores, especialmente a micro, pequeños y medianos empresarios e impacta de manera injusta al que no tiene acceso a capital.