El  pasado jueves las agencias de prensa sirvieron la información sobre el llamado del Fondo Monetario Internacional (FMI) a que los países de América Latina aprovechen el auge de las protestas populares contra la corrupción para emplearse a fondo en el combate y control de este delito de cuello blanco.

"El Fondo Monetario Internacional (FMI) instó a América Latina a aprovechar “el momento propicio” generado por “las presiones populares” ante los últimos escándalos, como el de Odebrecht, para mantener el impulso contra la corrupción, un problema que considera “endémico” en la región. Las presiones populares recientes han creado un momento propicio inusual en América Latina para mantener el ímpetu de la reforma”, señaló el Fondo, en un blog firmado por Alejandro Werner, director del Hemisferio Occidental del Fondo, y el “número dos” de la institución, David Lipton", rezaba la versión de la agencia española de noticias, EFE.

Esta preocupación y exhortación del FMI ha llamado la atención, debido a que se trata de una instancia muy conservadora que siempre ha apostado a las políticas duras para reducir los déficit y garantizar el cumplimiento de los estados con sus compromisos financieros internacionales. De hecho, el FMI nunca ha sido bien visto por los sectores sociales y políticos dados a las protestas populares. Pero en esta ocasión el FMI, coyunturalmente, se ha puesto de su lado. ¡Enhorabuena!

La República Dominicana haría bien en tomarse muy en serio las recomendaciones del FMI y la "mala nota" que se obtuvo en el Informe de Competitividad del Foro Económico Mundial.

Casi al unísono con esas declaraciones del FMI se dio a conocer en República Dominicana el Índice de Competitividad Global 2017-2018, del Foro Económico Mundial, en el cual se señala que nuestro país ha descendido en su valoración como lugar para los negocios e inversiones.

El informe del Foro Económico Mundial observa que en República Dominican el alto nivel de corrupción es el principal escollo para hacer negocios, seguido de la burocracia gubernamental ineficiente y el sistema impositivo.

En la clasificación, que valora a los países del 1 al 137 – siendo 1 el de mejor posición y 137 el peor posicionado dentro de los renglones -, República Dominicana pasó de la posición 92 en 2016, a la 104 en 2017.

La República Dominicana haría bien en tomarse muy en serio las recomendaciones del FMI y la "mala nota" que se obtuvo en el Informe de Competitividad del Foro Económico Mundial.

Siempre hemos creído que el movimiento de protesta popular que reclama que se castigue la corrupción y que se ponga fin a la impunidad, lejos de constituir un factor de perturbación política o desestabilización contra la gobernabilidad, es un gran aporte para el buen gobierno y para el fortalecimiento de la democracia.

Mejorar la institucionalidad, reducir los niveles de corrupción, mostrar mayor transparencia, sería lo ideal para atraer más inversiones, crear más empleos, riquezas y bienestar para nuestra ciudadanía.

Documento del Informe:

WEF_GCI_2017_2018_Profile_Dominican_Republic