En el crimen de Bayaguana, comentado editorialmente ayer por Acento.com.do, hay más información relevante, que pudiera explicar hasta dónde el deterioro de la vida política ha podido pervertir una actividad noble, de servicio y sacrificio en beneficio de la comunidad.

El alcalde de Bayaguana, Nelson Osvaldo Sosa Marte (Opi), fue acusado por la Policía Nacional como el autor intelectual del asesinato del regidor Renato de Jesús Castillo Hernández, también del PLD. El acusado guarda prisión y se le conocerán medidas de coerción en las próximas horas.

¿Quién es el síndico acusado? ¿Cuál es la tradición que tiene como peledeísta? ¿Se educó en el boschismo o en el leonelismo? ¿Es resultado de la nueva camada de peledeístas que inscribieron Leonel Fernández y Danilo Medina?

En primer lugar hay que decir que Nelson Osvaldo Sosa Marte vivió más de 10 años en los Estados Unidos, y regresó al país en el 2001 a establecer un negocio con el que se sentía y se siente completamente vinculado: una fábrica de espuelas de gallos. El síndico es gallero, ama el “deporte” de las espuelas y sigue vinculado con la empresa, que es propiedad de empresarios cubanos.

Sus vínculos iniciales los tuvo con dirigentes perredeístas, aunque no fue parte de ese partido formalmente. En las diatribas del PRD y el PLD, fue asimilado por el PLD y llegó a la posición de regidor en la alcaldía de Emerson Eusebio, un peledeísta de la vieja escuela, tenido por un hombre serio y de tradición y formación política.

Emerson no optó a tiempo por la reelección y Sosa Marte se le fue adelante, siendo regidor, y amarró bien en las alturas y obtuvo la posición. No es un político conocido, ni tiene formación ni conciencia política, ni responde a los esquemas del boschismo. Su formación académica es escasa y su procedencia social no llega a clase media.

En Bayaguana, una comunidad de tradición progresista, no se vinculó con las luchas sociales ni políticas, ni siquiera se vinculó con las propuestas que allí tuvieron origen sobre aspectos del medioambiente, por ejemplo.

Renato de Jesús Castillo Hernández sí era un hombre de formación política, y de inquietudes sociales conocidas. Era abogado, le inquietaba la corrupción, se vinculaba con las reivindicaciones de su comunidad y hacía causa común con los demás regidores en procura de conquistas para su comunidad.

Aunque Sosa Marte y Castillo Hernández estaban en el mismo partido, hay que reconocer que uno, el supuesto victimario intelectual, no tenía valores ni principios políticos, y el otro, la víctima real, se había formado en las lides peledeístas y de izquierda y alcanzaba aspiraciones que iban más allá del dinero y del cargo público.

La presidenta de la sala capitular de Bayaguana, Rafaela Javier Gomera, del PRD, sigue preocupada porque los crímenes podrían seguir y es una de las personas que bajó su perfil para protegerse ella y su familia de las posibles acciones del síndico.

El dato es interesante, porque las autoridades tienen ahora pistas más auténticas para encontrar el entramado de crimen y corrupción que había allí. Sería un tremendo error que el Ministerio Público y la Policía Nacional permitieran que se ocultara la realidad de lo que están descubriendo. Que no se asusten, que descubrir y airear ese bajo mundo hace bien a la sanidad pública. No es tapándolo que se sale de él, sino exponiéndolo con responsabilidad.

Los acusados de cometer el crimen son José Marcial Cuello Soto (Prieto), Yorkis Severino Alberto (Cocky), Dauris de la Cruz, Rafael Antonio Olivo Javier y Freddy Alberto de la Cruz. Este último es bien conocido por poseer una estela de crímenes en su historial, sin que las autoridades hayan actuado en ninguno de los casos anteriores.

Este es el momento para que las autoridades le hagan un servicio a la ciudadanía, no sólo de Bayaguana, sino del país, sometiendo a la justicia y dando a conocer todos los entresijos de un crimen abominable, perverso, atroz, con pincelazos de política y por supuesto de irresponsable selección de los dirigentes de los partidos políticos en los municipios y comunidades del país.