El sur de nuestro país es una verdadera joya turística poco explotada y poco promovida. La belleza natural, la calidad de las playas, de los ríos y de la belleza natural de los diversos pueblos costeros, y de las hermosas montañas, sierras y microclímas convierten al sur en un atractivo para ser promovido por sus características y riqueza, y no precisamente como si se tratara de un Punta Cana más.

Visitar la región sur del país, y recorrer algunas de sus costas y montañas es una experiencia de valor incalculable. Compartir con su gente, observar a sus artesanos del larimar o del trabajo con otras piedras es igualmente una experiencia que no es posible vivir en ningún otro lugar de la República Dominicana.

Su café, su cacao, sus plátanos o yautías son de gran utilidad en una gastronomía que conserva sus propias características. Bien promovida y valorada en la dimensión que merece podría convertir al sur en el gran destino turístico para la exploración del turismo de montaña, de los hoteles boutiques o de las playas de oleajes turbulentos, en donde los ríos se funden con el mar, y en donde las montañas de los parques nacionales y de las sierras históricas de mayor valor le agregan atractivos adicionales, inconfundibles.

Otra de las vistas de la zona costera del sur

El presidente Danilo Medina lanzó su propuesta de aumentar el número de turistas a 10 millones en 4 años. Apenas se ha alcanzado los 5 millones de turistas, algo menos de la mitad de la población dominicana. El sur es una región que podría aportar una gran cantidad de turistas al país. Pero quienes vendrían al sur no serían iguales a los que vienen a las regiones este y norte. Los del sur deben ser turistas de aventura, y nuestro país podrían buscar esos turistas en Estados Unidos, Canadá y en algunos países europeos, como los ha conseguido Costa Rica, que se ha vendido como un destino de turismo ecológico.

En cada miembro de la comunidad del sur existe la idea de que el turismo le llegará en algún momento como una forma de potenciar su desarrollo. En Baní se lleva ya el desarrollo de un proyecto de gran dimensión en Los Corbanitos, que el presidente Danilo Medina acudió a dejar inaugurado hace alrededor de dos meses.

En Barahona fue construido el Aeropuerto Internacional María Montez, que se encuentra prácticamente en desuso, por falta de líneas aéreas que se hayan interesado en realizar vuelos hacia esta región. Hay pocas habitaciones. El gran problema del sur es que no tiene capacidad para recibir turistas en grandes cantidades. Por eso, hay que comenzar a promoverlo como un turismo especializado en lo ecológico, y brindar muchas facilidades a quienes se han establecido o tienen proyectos en proceso, sin afectar el medio ambiente.

Aparte de Los Corbanitos, y además de contar con el Aeropuerto María Montez, el sur espera la explotación racionalizada de Bahía de las Aguilas. El presidente Medina lo ha prometido, y tiene ya inversionistas interesados, o ha avanzado un acuerdo con algunos de los grupos que legítimamente adquieren terrenos en Pedernales y que pudieran hacer algo por el turismo en esta región.

El sur tiene el potencial de brindarle al turismo dominicano una variante distinta al todo incluido que se ha divulgado y que se ha establecido como modelo del turismo de playa de las regiones norte y Este.

En una visita a la playa Los Patos, en Paraíso, pudimos observar una obra de reorganización y construcción de facilidades realizada por el Ministerio de Turismo, para que los vendedores tengan mejor higiene y para que los turistas puedan caminar por un trayecto de la playa, sin obstáculo. Hará falta que se brinden otras facilidades y se eduque a las autoridades municipales, y se les responsabilice de la limpieza y del cuidado de las playas y de los tesoros de sus comunidades.

Es mucho lo que tiene el sur, incluyendo El Hoyo de Pelempito y el Lago Enriquillo, que son otros dos atractivos adicionales para la exploración y la observación. La Laguna de Oviedo es otro de los grandes atractivos que muy bien pudiera ser explotado proporcionalmente, además de cuidarse para que mantenga sus características para beneficio de la sociedad dominicana.

Uno de los lugares más hermosos, mejor manejado, y que se somete en estos momentos a un proceso de ampliación de facilidades, es Casa Bonita, en Bahoruco. Pernoctar en aquel lugar, disfrutar de las facilidades que ofrece, incluyendo los paseos a su hortaliza orgánica, la visita a la Casa de Tarzan, la oferta de spa en medio de un bosque natural, a la orilla de un río, y muchas otras propuestas emocionantes, resultarán de gran valor para los turistas que quieran conocer esa zona tan esplendorosa y tan olvidada por el turismo de playa que hemos vendido al mundo.