Estados Unidos llamó a sus embajadores en Panamá, El Salvador y la República Dominicana. La consulta busca dejar claro que Donald Trump no quiere hacer concesiones de ninguna índole a la República Popular China. La guerra comercial iniciada por Donald Trump con China es apenas una de las muchas batallas abiertas que tiene el gobierno de los Estados Unidos en el plano internacional.
Trump llegó tarde, sin embargo, a la apertura que comenzó a darse entre los países de América Latina y la República Popular China. El Salvador, Panamá y la República Dominicana son los últimos en reconocer a China con total soberanía sobre la isla de Taiwán, y en asumir una política de apoyo a los reclamos del gobierno comunista de la República Popular China.
Panama estableció relaciones diplomáticas con China en junio 2017. Donald Trump ya era el presidente de los Estados Unidos, y su gobierno nunca dijo absolutamente nada sobre el cierre de las relaciones diplomáticas con Taiwán y la apertura con China Popular.
En noviembre de 2017, Juan Carlos Varela, presidente de Panamá, visitó Pekin en una invitación oficial que le hizo el gobierno chino. Varela se reunió con el Primer Ministro Chino, Li Keqiang, y el presidente Trump ni el Departamento de Estado de Estados Unidos dijeron absolutamente nada. Guardaron silencio, porque desde que llegó Trump al poder, y tal vez algunos años antes, Panamá y los demás países de la región dejaron de tener relevancia para los Estados Unidos.
Mientras Panamá establecía relaciones con China y Varela visitaba Pekín, las relaciones de Estados Unidos con China, y de Donald Trump con Xi Jinping eran cordiales, casi de amores y hasta piropos mutuos hubo, con la excepción de la protesta del gobierno chino por una llamada telefónica recibida por Donald Trump de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, para felicitar al señor Trump por su elección.
Fue en abril de 2018 cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se inició la guerra comercial entre EUA y China, con la decisión del gobierno norteamericano de imponer aranceles a productos chinos, como el acero.
El 1 de mayo de 2018, un mes después de iniciada la guerra comercial, el gobierno dominicano anunció el establecimiento de relaciones diplomáticas con China. En esta ocasión los Estados Unidos protestaron y hablaron de la desestabilización de la zona asiática por el debilitamiento internacional de Taiwán. Se dijo que la queja habría sido porque el gobierno dominicano no informó previamente de su decisión al gobierno de los Estados Unidos. El embajador interino de EE.UU en nuestro país, Robert Copley, visitó el Palacio Nacional y ofreció declaraciones muy críticas de la decisión del gobierno dominicano. Fue enviado por el Departamento de Estado o por la Casa Blanca a decir lo que dijo. Aparentemente las cosas se iban a quedar ahí.
Pero en agosto de 2018, el gobierno del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, encabezado por el ex guerrillero Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador, también anunció el establecimiento de relaciones diplomáticas formales con la República Popular China, y el cierre de la embajada de Taiwán en San Salvador. De inmediato el gobierno de los Estados Unidos presentó una nueva protesta.
Coincidencialmente las dos protestas del gobierno de EUA por las relaciones diplomáticas con China ocurren precisamente despues de iniciada la guerra comercial por parte del presidente Trump contra la República Popular China. El mismo 3 de julio de 2018, cuando Estados Unidos decidió celebrar en RD el nuevo aniversario de su independencia, la República Popular China realizó el acto de apertura de su embajada en la República Dominicana. Varios funcionarios públicos, incluyendo al ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas Maldonado, salieron de la actividad de la República Popular China hacia la celebración del aniversario de independencia de Estados Unidos.
Si no se hubiera iniciado la guerra comercial o si se hubiera producido un acuerdo comercial entre EUA y China, es seguro que las protestas que hoy conocemos, incluyendo el llamado a consulta de sus embajadores en los tres países, no habría ocurrido.
Si colocáramos en una balanza los tres países cuestionados hoy por los Estados Unidos, habría que concluir que Panamá es el que mayor relevancia tiene, debido a la posesión del Canal interoceánico. Su relevancia es estratégica para los intereses de los Estados Unidos. ¿Por qué si Panamá es el país de mayor importancia estratégica para EUA, no hubo protesta cuando se entablaron relaciones diplomáticas con China, ni cuando el residente de Panama visitó Pekín?
El hecho de que un país tenga relaciones diplomáticas con otro ¿implica mayor influencia política?
Hasta ahora en región no se siente la influencia de China en términos políticos ni económicos, y menos en la inversión de capitales chinos. China ni siquiera está haciendo préstamos a los países de América Latina. Con Venezuela hizo una excepción, pagando producción petrolera a futuro. Los miles de millones de dólares recibidos por los venezolanos ya no existen, y hoy deben entregar gran parte de su producción diaria a Pekín.
China lo que ha hecho hasta ahora es comprar todos los minerales que les puedan vender, pero eso es algo que también ha hecho en Africa.
Las relaciones comerciales entre la República Dominicana y China Popular han ido creciendo aún sin que los dos países tuvieran relaciones formales. Los taiwaneses lo sabían y no expresaron nunca ninguna preocupación pública por ese dato. En el país se venden muchos productos chinos, incluyendo tecnología, automóviles, camiones, motocicletas, y tenemos hasta supermercados chinos en el barrio Chino de Santo Domingo.
La queja de Estados Unidos contra la República Dominicana, Panamá y El Salvador parece más un exabrupto del presidente Donald Trump que un tema de política exterior planificada. Claro, es muy probable que el Secretario de Estado, Mike Pompeo, ex director de la CIA, haya sido un promotor de ese exabrupto del presidente Trump.
Las relaciones comerciales de RD con China están destinadas a seguir creciendo, con o sin relaciones diplomáticas, como ha ocurrido con todos los países del mundo y con los Estados Unidos. Ya China y Rusia han aumentado extraordinariamente su intercambio comercial, y están hablando de una alianza que supere los 100 mil millones de dólares en intercambio por año. Son las paradojas que Donald Trump ha ido produciendo con su errática política exterior.
Mientras tanto, los dominicanos estamos obligados a buscar las mejores opciones para nuestro desarrollo comercial con el exterior. Sin dejar de pensar, que Estados Unidos es el mayor receptor de migrantes dominicanos, y que desde allí nos vienen más de cinco mil millones de dólares en remesas.