El presidente Luis Abinader ha encabezado, como era de esperarse, la agenda del gobierno. Ha puesto empeño en el empleo perdido, para que ocurra su recuperación, especialmente en sectores como la industria y el turismo. Ha puesto empeño en la inversión extranjera. El presidente participa en múltiples actividades cada día, como demostración de que el gobierno quiere empujar a todos los sectores para que se reincorporen al trabajo productivo.

El presidente tiene toda la razón. Otros funcionarios también hacen lo mismo. Claro, que en los medios lo que hace el presidente se siente y se refleja mucho más que lo realizado por los ministros.

Hay un tema, sin embargo, en que nadie le lleva las millas al presidente Luis Abinader. La preocupación y la búsqueda de la transparencia. La velocidad que lleva el presidente está por encima de todos los funcionarios del gobierno. Y los que más cerca andan del presidente en este terreno son Milagros Ortiz Bosch, Directora de Etica e Integridad Gubernamental, y Carlos Pimentel, Director de Compras y Contrataciones.

Está claro que el gobierno tiene que avanzar a la mayor velocidad en estos temas de transparencia. Quien no lo entienda desconoce las razones del triunfo del presidente Luis Abinader y del Partido Revolucionario Moderno en las elecciones del 15 de marzo y en las del 5 de julio de este año. El presidente lo sabe, y está consciente de que debe apurar el paso para establecer todos los límites posibles a la corrupción y a la impunidad.

Luis Abinader no auspicia a nadie en la acumulación de dinero en el gobierno. Y si lo hace estaría cometiendo un gravísimo error. Luis Abinader sabe que debe colocar todos los candados a los bienes posibles, a las contrataciones y a cualquier servicio que el Estado adquiera. Las medidas que ha anunciado son muy claras. Y el mismo hecho de que la Contraloría General de la República tenga representantes en todas las licitaciones que se hagan en los ministerios es una demostración que no hay contemplaciones con nadie.

La preocupación es si el presidente continuará con el ritmo que lleva. Nadie aguanta ese ritmo ni esa carga de trabajo. El presidente está obligado a crear equipos con personas que tengan su propio compromiso con la transparencia. Milagros Ortiz Bosch y Carlos Pimentel tendrían que multiplicar sus actividades también, para representar al presidente. Imaginemos tres años y ocho meses más con el ritmo que lleva el presidente Luis Abinader.

En su último discurso el presidente creó un gabinete de gobierno para hacer frente a la corrupción, encabezado por Milagros Ortiz Bosch e integrado por Carlos Pimentel, de Compras y Contrataciones, y el ministro de Hacienda, además del Director de Presupuesto. Tendría que formalizar más ese organismo, como Gabinete contra la corrupción, del mismo modo que se han creado otros gabinetes en esta administración, para el turismo, la economía y la salud.

La pregunta no deja de ser ociosa ¿sólo Milagros Ortiz Bosch y Carlos Pimentel siguen los pasos en la administración pública a Luis Abinader en materia de Transparencia? Seguro que hay otros, pero no reflejan tanto entusiasmo ni tanto activismo como si es notable en Luis, Milagros y Carlos.

Es al presidente Abinader a quien le corresponde seguir asignando responsabilidades. Son muchos los temas que hay que abordar y muchas las tareas delicadas por delante, y no solo el cuestionable asunto del barrilito y el cofrecito. Eso es lo de menos. Esta administración apenas está comenzando, y tiene mucho terreno por recorrer. Lo esperado es que no se caiga en ningún momento en materia de transparencia y lucha contra la corrupción.