Siempre que un alto funcionario de los Estados Unidos visita la República Dominicana viene con un encargo importante. Sea un reclamo o una negociación. Nunca un funcionario de los Estados Unidos, con alta responsabilidad en la administración pública del imperio, ha venido a firmar un acuerdo o entregar alguna donación. Esas tareas son propias de la embajada, que de por sí tiene muchísimo poder, como hemos visto en los cables de Wikileaks.

Cuando Roger Noriega, subsecretario de Estado y responsable de las políticas para el hemisferio Occidental visitó la República Dominicana, a mediados del 2003, lo hizo con un propósito muy claro, vinculado a la crisis bancaria.

Cuando un representante, John Taylor, el segundo a bordo, del Departamento del Tesoro, pisó tierra dominicana, lo hizo con un propósito claro, relacionado con el manejo de la crisis bancaria. Cuando el director del FBI, Robert Mueller III visitó el Palacio Nacional, en noviembre del 2005, trajo un encargo del presidente de los Estados Unidos de entonces, George Bush.

Siempre que los Estados Unidos ha tenido una urgencia relacionada con Haití se envían misiones que auspicien respuestas rápidas de la República Dominicana. Recientemente la secretaria de Estado, Hillary Clinton, visitó la República Dominicana. Era claro que no tenía misión específica para la República Dominicana, pues de lo contrario habría visitado el Palacio Nacional, y no lo hizo. Se encontró informalmente dos veces con el presidente dominicano, en lugares no oficiales. Y ofreció una rueda de prensa en la embajada norteamericana, en donde abordó algunos temas de las relaciones entre Estados Unidos y la República Dominicana.

Ahora debe llamar la atención, por lo menos para los curiosos de los temas internacionales, por qué razón vino en visita oficial al país el Procurador General de los Estados Unidos, Eric H. Holder. Seguro que no fue para firmar un acuerdo de cooperación en materia de narcotráfico con el Procurador General de la República Dominicana, Radhamés Jiménez.

Holder se quedó dos días en el país, y pronunció una charla en el Palacio Nacional. No es ocioso decir que es la primera vez en la historia de las relaciones entre EE.UU y RD que un procurador general del imperio llega a la República Dominicana. Si cuando vino Robert Mueller III hubo tantas preguntas sobre el motivo de la visita, ahora habría que hacérselas con motivo de cuál es el real mensaje de la visita del señor Holder.

Con tantos temas en la agenda de la justicia americana, tenemos derecho a pensar que algo muy grande, por lo menos en interés, puede tener Estados Unidos que envía en misión de dos días a su Procurador General a la República Dominicana. No es cierto que haya venido a hablar de las relaciones bilaterales y la cooperación en materia de narcotráfico.

El doctor Vincho Castillo ha dicho recientemente que hay carteles mexicanos operando en el país, con agenda propia y con muchos recursos. ¿Habrá venido Eric H. Holder a tratar esos temas? ¿Hay algún asunto relevante para la estrategia judicial o de combate a la delincuencia en Estados Unidos relacionado con la República Dominicana?

Debe ser algo grande lo que preocupa a los Estados Unidos en materia de justicia, delincuencia o narcotráfico que envía, en este momento a un funcionario de la categoría del Procurador General Eric H. Holder.

Es apenas una coincidencia, pero en estos días estuvo en el país, en una especie de turismo político, el ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter con su esposa Roselyn, y fue reconocido por el presidente Leonel Fernández. Como Bush padre, que llega a veces por la región este del país, los altos funcionarios de los Estados Unidos parecieran interesarse en disfrutar del país cuando dejan atrás las posiciones de poder.

Claro, no es este el caso del señor Eric H. Holder, quien para dejar sus complicadas funciones en Washington habrá tenido que estar muy empeñado para venir a RD y no precisamente a hacer turismo diplomático.