Algunos conservadores, representantes de organizaciones evangélicas y otros vinculados a la Iglesia Católica, se sienten preocupados porque el Ministerio de Educación ha dado a conocer una Orden Departamental, la número 33-19, que busca cumplir con un propósito del Estado Dominicano, establecido tanto en la Constitución de la República como en la Ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo: La equidad de género.

Solo la misoginia, el deliberado odio a las mujeres, puede llevar a ciertos hombres y grupos deliberadamente machistas, a rechazar la equidad de género. No hay otra explicación, en una sociedad tan desigual como la República Dominicana, cuando se habla de equidad se levantan los temores, y más si se trata de equidad en términos políticos, educativos, culturales, y sobre todo si se habla de equidad en materia otorgar los mismos derechos sexuales a los hombres y a las mujeres.

Hay los que se han levantado indignados porque el Ministerio de Educación está hablando de género, como si no se dieran cuenta que la educación dominicana se ha feminizado, y como si no se hubieran enterado que las maestras son más que los maestros y que las estudiantes son más que los estudiantes, y pese a ello se mantiene un grave e injusto desequilibrio en las posiciones de mando y en los contenidos machistas de la educación dominicana.

Un grupo de organizaciones que defienden los derechos de las mujeres ha ofrecido su apoyo a la Orden Departamental, y ha dicho en un comunicado que este documento es “un punto de partida para la superación de la dilatada deuda con la igualdad de género en la educación dominicana, que históricamente ha restringido las posibilidades de inserción de las mujeres al mercado de trabajo y a la participación y representación política”. Razones no les faltan a las mujeres para que un área tan importante como la educación de el primer paso para cumplir con la igualdad, como manda la Constitución de la República.

El Ministerio de Educación ha dado un paso positivo, que deberá mantener, con esa orden departamental y con otras políticas que contribuyan a la equidad de género en la educación dominicana.