Este editorial, procedente del portal ADITAL, de Brasil, es un resumen de la primera encíclica del papa Francisco, y a su vez una ponderación del documento, que compartimos en Acento.com.do
Aguardada con mucha expectativa por ambientalistas y fieles de todo el mundo, acaba de lanzarse la más reciente encíclica del Papa Francisco, ‘Laudato si’ [Alabado seas, en español]. Esta vez, el foco es la importancia de la cuestión ambiental/ecológica para la humanidad. "¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos van a suceder, a los niños que están creciendo?” Esta interrogación puede considerarse la esencia ‘Laudato si’, la esperada Encíclica ecológica del Papa Francisco.
‘Laudato si’, publicada este jueves 18 de junio, es considerada por el propio Vaticano el documento pontificio más importante dedicado a la temática de la ecología hasta hoy, culminando un recorrido de reflexión de más de 50 años.
El nombre fue inspirado en la invocación de San Francisco "Alabado seas, mi Señor”, que en el Cántico de las Criaturas recuerda que la tierra "puede ser comparada con una hermana, con quien compartimos la existencia, o con una madre, que nos acoge en sus brazos”.
A lo largo de seis capítulos, el Papa exhorta a todos a una "conversión ecológica”, a "cambiar de rumbo”, asumiendo la responsabilidad de un compromiso con el "cuidado de la casa común”. La encíclica ecológica está dirigida a los / a las católicos/as, pero ciertamente puede ser asimilada por todos los cristianos y fieles de otras religiones.
Las temáticas tratadas son: los cambios climáticos, la cuestión del agua, la deuda ecológica, la raíz humana de la crisis ecológica y el cambio de los estilos de vida.
Sobre el primer tema, el texto de Francisco señala que los cambios climáticos son un problema global, con graves implicancias ambientales, sociales, económicas, políticas, y constituyen uno de los principales desafíos actuales de la humanidad. "El clima es un bien común, un bien de todos y para todos”, y el impacto más pesado de su alteración recae sobre los más pobres.
En relación con la cuestión del agua, el Sumo Pontífice afirma claramente que el acceso al agua potable y segura es un derecho humano esencial, fundamental y universal, porque determina la supervivencia de las personas y, por lo tanto, es condición para el ejercicio de los otros derechos humanos. O sea, privar a los pobres del acceso al agua significa "negarles el derecho a la vida, radicado en su dignidad inalienable”.
En el ámbito de una ética de las relaciones internacionales, la Encíclica indica que existe una verdadera "deuda ecológica”, sobre todo del Norte en relación con el Sur del mundo global. Ante los cambios climáticos, por lo tanto, hay "responsabilidades diversificadas”, y, ciertamente, las de los países desarrollados son mayores. Francisco se dice impresionado por la "debilidad de las reacciones” ante el drama de tantas poblaciones.
En lo relacionado con la raíz humana de la crisis ecológica, para el Papa el ser humano no reconoce más su correcta posición en relación con el mundo y asume una posición que él llama autorreferencial, centrada exclusivamente en sí mismo y en el propio poder. Eso deriva, entonces, en una lógica de lo "descartable”, que justifica todo tipo de descarte, ambiental o humano.
El Papa propone cambios en los estilos de vida de las personas a través de la educación y de la espiritualidad. Él predica una educación ambiental que incida sobre gestos y hábitos cotidianos, de la reducción del consumo de agua, pasando por la separación de la basura, hasta el apagado de las luces innecesarias. Para Francisco, "una ecología integral se hace también con simples gestos cotidianos, mediante los cuales quebramos la lógica de la violencia, de la explotación, del egoísmo”. El Pontífice recuerda, sin embargo, que todo esto será más fácil a partir de una mirada contemplativa que viene de la fe. "El creyente contempla el mundo, no como alguien que está fuera de él sino dentro, reconociendo los lazos con que el Padre nos unió a todos los seres”.
Trayectoria
A comienzos de los años 70 del siglo XX, el beato Pablo VI (1897-1978) ya alertaba sobre un "problema social de vastas dimensiones”, en la carta apostólica escrita para el 80º aniversario de la publicación de la Encíclica Rerum novarum. En 1970, dirigiéndose a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), Pablo VI habló sobre la posibilidad de una "catástrofe ecológica bajo el efecto de la explosión de la civilización industrial”.
"El gradual agotamiento de la capa de ozono y el consecuente 'efecto invernadero' que éste provoca ya han alcanzado dimensiones críticas”, alertaba Juan Pablo II. En su Carta Encíclica Centessimus annus, de 1991, Karol Wojtyła vinculó la cuestión ecológica con el problema del consumismo, al que definió como un "error antropológico”. "[El hombre] piensa que puede disponer arbitrariamente de la tierra, sometiéndola sin reservas a su voluntad, como si ella no tuviera una forma propia y un destino anterior que Dios le dio”, observó.
La Encíclica Evangelium vitae, de 1995, recuerda que, en relación con la naturaleza visible, la humanidad está sometida "a leyes, no sólo biológicas sino también morales, por lo que la crisis ecológica es entendida como reflejo de una crisis moral”.
El penúltimo Papa, Benedicto XVI, también dejó intervenciones en favor de una "economía verde” y del respeto por el medio ambiente, promoviendo un desarrollo sustentable. En el mensaje para el Día Mundial de la Paz, el 1º de enero de 2007, habló específicamente sobre el problema del abastecimiento energético, alertando sobre "una carrera sin precedentes a los recursos disponibles”.
El agua era otra preocupación papal, y es considerada "un derecho inalienable” que no puede ser privatizado. Fue sobre todo en la Encíclica Caritas in veritate, de 2009, que Benedicto XVI condensó la reflexión sobre la "protección del ambiente, de los recursos y del clima”, la "monopolización de los recursos naturales” y la "explotación de los recursos no renovables”.
Benedicto XVI afirmó que la degradación de la naturaleza está estrechamente vinculada a la cultura que moldea la convivencia humana: cuando la "ecología humana” es respetada dentro de la sociedad, beneficia también la ecología ambiental, dado que "respetar el ambiente no significa considerar a la naturaleza material o animal como algo más importante que el hombre”.
La encíclica termina con una Oración interreligiosa por la Tierra y una Oración cristiana por la creación. A continuación, la división de la Encíclica ‘Laudato si’en capítulos:
CAPÍTULO 1: QUÉ ESTÁ OCURRIENDO CON NUESTRA CASA (Calentamiento global y contaminación; Contaminación, basura y cultura del descarte; El clima como bien común; La cuestión del agua; Pérdida de la biodiversidad; Deterioro de la calidad de la vida humana y decadencia social; Inequidad planetaria; La debilidad de las reacciones; Diversidad de opiniones).
CAPÍTULO 2: EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN (La luz que ofrece la fe; La sabiduría de los relatos bíblicos; El misterio del universo; El mensaje de cada criatura en la armonía de toda criatura; Una comunión universal; El destino común de los bienes; La visión de Jesús).
CAPÍTULO 3: LA RAÍZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLÓGICA (La tecnología: creatividad y poder; La globalización del paradigma tecnológico; Crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno; El relativismo práctico; La necesidad de preservar el trabajo; La innovación biológica a partir de la investigación).
CAPÍTULO 4: UNA ECOLOGÍA INTEGRAL (Ecología ambiental, económica y social; La ecología cultural; La ecología humana y el espacio de la vida cotidiana; El principio del bien común; Una justicia intergeneracional bien entendida).
CAPÍTULO 5: ALGUNAS LÍNEAS ORIENTADORAS Y DE ACCIÓN (El diálogo sobre el medio ambiente en la política internacional; El diálogo rumbo a nuevas políticas nacionales y locales; Favorecer debates sinceros y honestos; Política y economía en diálogo para la plenitud humana; Las religiones en el diálogo con las ciencias).
CAPÍTULO 6: EDUCACIÓN Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA (Apostar a otro estilo de vida: educación para la alianza entre la humanidad y el medio ambiente; La conversión ecológica; Gozo y paz; El amor civil y político; Los señales sacramentales y el descanso celebrativo; La Trinidad y la relación entre las criaturas; La Reina de toda la creación; Más allá del sol).
Lea la Encíclica ‘Laudato si’ completa en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/events/event.dir.html/content/vaticanevents/es/2015/6/18/laudatosi.html