Una noticia divulgada a través de las redes sociales daba cuenta de que “el obispo de la diócesis de Baní, Víctor Masalles, aseguró que la ordenanza 33-19 del @EducacionRDo para implementar políticas de equidad de género en escuelas, corresponde a una agenda internacional de ultrafeministas y sectores #LGTBI para promover la ideología de género”.
Es el mismo tono agresivo e irracional de los mensajes de ciertos grupos de la comunidad evangélica contra la disposición del Ministerio de Educación.
Y como se puede ver, se trata de mentir o de atribuir intenciones inconfesables a una disposición del Gobierno, a través de Educación, para cumplir con un mandato de la Constitución de la República, de la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, del Pacto Nacional por la Educación, firmado en abril del 2014, y por los compromisos internacionales firmados por el país relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenibles.
Nada más lejos de la verdad lo dicho por el obispo Masalles. El odio visceral a que se incluya la equidad de género en un ambiente dominado por el machismo, con una ideología machista y patriarcal, y con una convicción de que todo lo que relaciona a las mujeres con los reclamos de derechos (sociales, económicos, culturales, sexuales) debe ser sepultado y ni siquiera contemplado en el debate.
El ministro de Educación Antonio Peña Mirabal publicó este jueves un comunicado aclarando el proceso y los límites a los que se atiene la Orden Departamental 33-2019. Luego de aprobada la metodología, en un período de dos meses, y luego de las consultas sobre el modelo a seguir, que está abierto, el Consejo Nacional de Educación deberá conocerlo, debatirlo y aprobarlo (o rechazarlo). Es un proceso transparente y democrático. El rol del Ministerio de Educación es muy claro, y parte de la convicción de que el país ha tardado en poner en marcha un modelo de educación con equidad e igualdad de género. Que sean iguales para la educación dominicana pre-universitaria los maestros y las maestras, y que sean iguales en sus derechos los estudiantes y las estudiantes.
Mienten los que hablan de adoctrinamiento. Mienten descaradamente los que hablan de una agenda Internacional. Dicen mentiras los que hablan de una decisión patrocinada por grupos ultrafeministas, del mismo modo que inventan cuando atribuyen a las autoridades educativas intenciones de seguir un programa de los sectores LGTBI. También dicen mentiras los que dicen que aquí están buscando que niños y niñas sean hipersexuales, como si fuera posible convertir en máquinas a las personas que reciben orientación e informaciones sobre sus derechos y deberes sexuales.
Pocas veces hemos tenido un ministro de Educación como el doctor Antonio Peña Mirabal, que ha asumido la responsabilidad de cumplir los compromisos legales y responsabilidades innatas al Ministerio de Educación, sobre la Educación Integral en Sexualidad. El ministro y su equipo trabajan para adoptar la política de género, pero tendrán que continuar con la introducción de la educación sexual en las escuelas, para hacer frente a la violencia, al desenfreno, a los embarazos en adolescentes y al abuso de que son víctimas las personas, como consecuencias del desconocimiento sobre la forma de defender su integridad y su dignidad cuando de sexualidad se trata.
Felicitamos al ministro Peña Mirabal, a su equipo, a las instituciones responsables de formular la metodología para la educación con Equidad de Género (Ministerio de la Mujer, Centro de Estudios de Género del INTEC, Instituto de Investigaciones en Género y Familia de la UASD), y de paso felicitamos al gobierno dominicano por los pasos que comienza a dar en la dirección de impedir que siga creciendo la desinstitucionalización y el desenfreno con los contenidos del Ministerio de Educación. Que la agresividad y la irracionalidad de los opositores a la igualdad y equidad de género no detenga estas iniciativas.