La noche de este viernes queda cerrada cualquier promoción electoral en los medios de comunicación y ayer quedó cerrado, también a medianoche, cualquier actividad proselitista de los políticos en campaña electoral. Todo queda cerrado para que el protagonismo quede en manos de los ciudadanos. Primero un espacio de espera, de 24 horas, para desintoxicación propagandística, y luego el tiempo para acudir a las urnas el 16 de febrero.

Votar en las elecciones municipales es una responsabilidad, además de un derecho. Especialmente de los jóvenes que se incorporan, por haber alcanzado la mayoría de edad, no deben actuar con displicencia y desgano, negándose a acudir a las urnas. Tienen el derecho a elegir y deben elegir los aspirantes de sus municipios y del Distrito Nacional, para con su actuación se protagonistas de la elección que se haga. No deben dejar que otros escojan por ellos a los alcaldes y regidores que luego tomarán decisiones que ellos deberán cumplir.

Uno de los desafíos del sistema democrático y político nuestro es el respaldo de los ciudadanos en unas elecciones municipales. Mientras mayor es la participación de los electores más fuerte y democrático es el sistema político. Si el desgano y el desinterés prima, habrá poca votación y la legitimidad de los electores será débil. Los candidatos y los partidos han realizado su trabajo de promover sus proyectos de gobierno local y dar a conocer a los aspirantes por las diversas alianzas y organizaciones políticas.

Se han cometido algunos excesos. Hay denuncias de presión y extorsión a empleados públicos. Eso debe quedar en el pasado. Existen los mecanismos para investigar y sancionar a quienes cometieron violación de la ley electoral. Actuar con irresponsabilidad, o con acusaciones falsas, desincentiva la participación electoral de los ciudadanos.

Gobernantes, candidatos, líderes políticos de diversos partidos y ciudadanos debemos coincidir en estimular la presencia de los votantes. No se trata de arrear a los ciudadanos como si fueran animales, sino que de conscientemente asuman la responsabilidad que tienen, y elijan las opciones que más coincidan con sus criterios de cómo debe dirigirse el municipio o la ciudad. Es el deber colectivo. Quedarse en casa, sin ejercer el derecho al voto, no es lo correcto.