El tránsfuga político es sinónimo de deslealtad y de búsqueda de ventajas, independientemente de la concepción ideológica que se tenga. Generalmente el tránsfuga aprovecha los vientos del mercado político en búsqueda del mayor pago por su movida de un sitio a otro.

En la campaña electoral que apenas comienza estamos viendo que el transfuguismo podría convertirse en un fenómeno que lo distinga. Si hay un mercado de oferta, habrá un número significativo de tránsfugas, con siglas políticas o sin ellas, que se irán al mejor postor.

Ya lo hicieron en su momento el actual síndico de San Cristóbal, que migró del Partido de la LIberacion Dominicana. Estuvo en el Partido Reformista Social Cristiano y fue candidato por el Partido Revolucionario Dominicano. Y tuvo éxito, porque logró la elección. Se posesionó en la sindicatura con los símbolos del PRD y ahora migra hacia el PLD, como quien se cambia la camisa. Y tiene derecho a migrar. El problema es que lo hace buscando ventajas a costa del sudor de quienes lo llevaron al puesto.

Y lo mismo ocurrió con el síndico de Santiago, Gilberto Serulle, quien siendo militante del Partido de la Liberación Dominicana, por el hecho de no haber sido escogido como candidato por su fuerza política, migró al PRD, fue el candidato a síndico y ganó. Gilberto Serulle era un cuadro del PLD, y del equipo de Danilo Medina. Traicionó a su partido y fue candidato del partido contendor, el PRD. Ahora que es síndico, realiza los aprestos para mudarse al PLD otra, luego de haber sido escogido bajo las siglas del PRD. Son muchos los electores estafados.

Y también lo hizo Rafael Calderón, quien espiraba a ser senador por Azua por el PRD. No lo escogieron y se fue con el principal contendor de su organización, el PLD. Es senador del PLD, está con el equipo de Danilo Medina y previamente fue el secretario Administrativo de la presidencia de Hipólito Mejía y uno de los hombres fieles del ahora candidato y ex presidente de la República.

Víctor Gómez Casanova, quien fuera secretario general del Partido Reformista Social Cristiano, abandonó esa posición y ahora es diputado por el PRD y vocero del presidente de ese partido. El PRSC bajo su dirección estuvo un conflicto del que todavía no sale. Era aliado del PLD y medraba alrededor del ejercicio gubernamental, lo que sigue haciendo. Gómez Casanova se marchó al PRD y lo hizo a tiempo para alcanzar una de las candidaturas a diputado, y lo consiguió. Hoy es extraño oírle hablar como perredeísta, pero eso es lo que hace cada día en los medios y en el Congreso Nacional.

Son muchos los ejemplos. En especial los tránsfugas en los procesos electorales. Por eso no es extraño que ahora sea cuando más vitalidad podría alcanzar ese fenómeno de la política dominicana. Mucho se ha hablado de legislar contra esa práctica, de establecer medidas para evitar que los tránsfugas lleguen a controlar posiciones relevantes. Del mismo modo que se deja un partido político para llegar a otro, se cambian las lealtades con las leyes y con los postulados de desarrollo. Por eso el narcotráfico ha penetrado con facilidad en la política partidaria dominicana.

Orondo, con alegría, Danilo Medina recibió ayer en San Cristóbal el apoyo de Raúl Mondesí. La pasada semana recibió el apoyo de la ex reina de belleza Ada Aimée de la Cruz, vicesíndica de Santo Domingo Norte, y seguirá recibiendo otros apoyos. El mismo candidato del PLD ha dicho que sabe de muchos perredeístas quieren irse con él a trabajar. La pregunta es a qué precio.

Danilo no condenó el transfuguismo, cuando habló esta semana sobre el tema en los medios de comunicación del Grupo Corripio. Más bien lo justificó al decir que ahora es más evidente porque los partidos políticos son más débiles. No es eso, es que el mercado electoral está abierto, y parece que hay dinero para llenar los bolsillos de los que deseen cambiar de chaqueta en estas elecciones.

Darle poder al transfuguismo es atentar contra los partidos políticos establecidos y contra el sistema democrático. Los tránsfugas no aportan calidad, sólo tienen capacidad para hacer alguna bulla pasajera y embucharse lo que en esencia debe corresponder al pueblo.

El transfuguismo es una práctica perniciosa y destructiva.