Se inició este martes el Primer Foro sobre la Reforma Policial, con los auspicios de la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), en el Palacio de la Policía Nacional. Y se mantendrá sesionando hasta mañana miércoles.

De acuerdo con los datos anunciados, se trata de un espacio para recibir propuestas de los diversos sectores de la sociedad dominicana para comenzar una reforma de fondo de la institución responsable de la seguridad ciudadana, con el propósito de ejecutar las decisiones que sean necesarias y que resulten en beneficio de la colectividad.

El general Manuel Castro Castillo, jefe de la Policía Nacional, al dar apertura al Foro enumeró las diversas reformas policiales que se han emprendido en la historia dominicana. Aunque han sido poco perceptibles, han sido muchas las reformas que incluyen planes y programas de mejoramiento del equipamiento y la formación de los agentes, el aumento salarial y la elaboración de consultarías internacionales, que incluyeron modificación de la estructura interna y departamental de la entidad policial.

Sin embargo, ninguna de esas reformas ha ido al fondo del problema. Crear nuevos paradigmas de gestión policial que generen la confianza de la ciudadanía en la Policía Nacional, y que modifiquen la conducta cultural y de actuación de los agentes, que se mantiene vigente desde que Trujillo la creó en 1936. Manuel Castro Castillo dijo que se trata ahora de producir “un cambio filosófico en la Policía Nacional, que incluya la cultura institucional”.

Si ahora se quiere gestar una genuina reforma policial hay que darle todo el apoyo a las autoridades y en especial al actual mando policial. Esto implica un cambio estructural, de cultura y de calidad de vida de los agentes, además del cambio en la rutina de trabajo, que sea percibida por la ciudadanía como algo verdadero.

Y no se trata de cambiar porque el cambio esté de modo. Se trata de hacer cambios sobre bases científicas, para dar más seguridad a la ciudadanía, para ser más productivos en la forma de hacer frente a los delitos y a la violencia, y para coordinar de manera inteligente a la Policía con los otros organismos del Estado relacionados con la protección y seguridad ciudadana.

No se trata de seguir los métodos abominables del trujillismo, como dijo el mayor General Manuel Castro Castillo. Se trata de crear una estrategia de policía verdaderamente comunitaria, con la depuración de los agentes corruptos, que se comporte como si la policía fuera de verdad una entidad de servicios, manejada con criterios de ganarse la confianza de los clientes, como lo hacen las empresas del sector privado.

Crear una nueva doctrina policial para enfrentar la delincuencia y la criminalidad. Y que la Policía no sea la agencia de matones que se ha configurado con el devenir de los años, en donde los métodos represivos y reactivos han sido la norma, y nunca la prevención.

La sentencia de Manuel Castro Castillo, al dejar inaugurado el Primer Foro sobre la Reforma Policial, fue dura pero justa: La Policía Nacional se ha mantenido inalterable desde 1936, utilizando los mismos métodos represivos y reactivos que adquirió de la dictadura de Rafael Trujillo Molina. “Casi 80 años de atraso institucional”. Y ahora se quiere poner en marcha nuevos métodos, con un nuevo modelo estructural para dejar atrás a la Policía mediocre en la que no se puede confiar.

Si queremos avanzar en esta dirección, tan urgente para la paz y la tranquilidad ciudadana, debemos apostar a que las intenciones del jefe de la Policía Nacional son auténticas, bienintencionadas y requieren de apoyo ciudadano, así como del apoyo político del Gobierno. Que así sea y que tengamos éxitos.