El presidente Danilo Medina tiene todo el derecho, como político y como ciudadano, a hacer campaña electoral. Tiene derecho a viajar por el país y movilizar la cantidad de personas que pueda. Tiene derecho a apoyar a Gonzalo Castillo como candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana. Pero no es posible que haga todo lo que ha comenzado a hacer, luego de haber pronunciado un discurso al país, el pasado viernes en la noche, advirtiendo que el Covid-19 era una realidad presente en la sociedad dominicana, y que no debemos descuidarnos.
Puede ser que estemos hablando de dos personas diferentes. El presidente Danilo Medina que dijo el discurso, y el presidente Danilo Medina que se quitó la indumentaria de presidente y se puso la del militante político.
El presidente nos dijo en su discurso del viernes lo siguiente:
Es fundamental que se comprenda que nada de esto varía el hecho de que el virus COVID-19 está en las calles y sigue contagiando personas y cobrándose vidas.
También nos dijo:
Estamos ya aumentando el número de camas disponibles y de unidades de cuidados intensivos puestas al servicio de la pandemia pero, al mismo tiempo, debemos ser mucho más cautos, para evitar futuras saturaciones del sistema sanitario, especialmente en los grandes núcleos urbanos.
Y luego nos advirtió:
No se trata de asustarse ni de preocuparse, pero sí de ocuparse. De actuar de acuerdo a esta realidad con la máxima responsabilidad y prudencia. Sobre todo, si no queremos vernos en el espejo de lo que ha pasado y está pasando en otros países.
El presidente fue insistente en advertir que debemos cuidarnos:
Repito, mi mensaje de hoy no es de alarmismo ni de miedo, sino de responsabilidad colectiva. Ante esta situación debemos trabajar más unidos que nunca, para que la reducción de las restricciones no se transforme en una segunda oleada de contagios.
Dijo que el Ministerio de Salud Pública anunciaría medidas, de acuerdo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, para que todos las sigamos:
Las resoluciones que tomará el Ministerio de Salud serán anunciadas en las próximas horas y entendemos que son imprescindibles para preservar la vida y la salud de la población, como es nuestra vocación y responsabilidad.
El presidente Medina dijo que se trata de una responsabilidad familiar e individual de cada quien:
Sin embargo, más allá de estas disposiciones, que deben ayudarnos a mantener el orden, lo más importante en esta nueva etapa será, sin duda, la responsabilidad individual y familiar.
Hizo una exhortación que parecía solemne sobre el cuidado y la responsabilidad de respetar las reglas:
Ahora más que nunca, cada uno de nosotros debe hacer conciencia y, en cada acción de nuestro día a día, tener en cuenta las consecuencias, tanto para su salud, como para la de los demás.
Estaba muy claro el presidente en lo que decía, que nadie es inmune a esta pandemia, y miren la frase que produjo:
No podemos dejarnos llevar por aquellos que de manera indolente, porque confían en su buena salud o simplemente por desconocimiento, ignoran las recomendaciones. Créanme, no hay nadie inmune a este virus. Y en este tema solo sirve llevarse de la ciencia, de lo que está probado.
Para que se entienda bien lo que el presidente estaba advirtiendo, puso el ejemplo de los conductores suicidas:
Lamentablemente, en estas últimas semanas hemos asistido a algunos comportamientos que siguen la misma lógica que lleva a un conductor imprudente a tomar una curva al doble de velocidad de la que le indica la señal de tránsito: “A mi no me va a pasar nada”, “yo sé lo que hago”, “yo no creo en eso”.
Para evitar la tragedia, el presidente Medina nos decía lo siguiente:
Sin embargo, después llegan las desgracias. Y muchas veces también las víctimas inocentes, que sufren las consecuencias de ese comportamiento irresponsable.
Y finalmente, nos dijo:
Por eso, hoy les hago nuevamente un llamado a respetar las normas, a preservar la vida, a cuidar a los que más quieren. Es decir, siguiendo la analogía del conductor, a manejar siempre con precaución y respetando las señales de tránsito.
Y precisamente, todas estas recomendaciones de prudencia fue lo que el presidente puso en saco roto, al irse el fin de semana de campaña electoral, por varias provincias, reunirse con miles de personas, incentivar la movilización, traerlas a grandes multitudes en las calles, reunirlas en espacios abiertos y cerrados, y él mismo y sus asistentes exponerse, sin mascarillas, a contraer el virus. Muchísimo peor que las movilizaciones de Puerto Plata, ahora con Danilo, y antes con El Peregrino.