Los partidos tienen que verse como instrumentos que sostienen al sistema político, independientemente de sus querellas internas y de los intereses personales que se mueven entre sus líderes.
Saludamos los avances que se han dado en las últimas horas en el Partido de la Liberación Dominicana y en el Partido Revolucionario Dominicano, las más fuertes y mayoritaria organizaciones del sistema político del país.
Con su discurso del pasado viernes, cerrando la posibilidad de presentarse a una reelección presidencial, el doctor Leonel Fernández ofreció un espaldarazo al fortalecimiento del sistema político e institucional. Y con ello ha dado fuerza a las diversas opciones dentro del PLD parea tratar de conseguir la candidatura presidencial.
El pasado domingo el Comité Central del PLD escogió siete precandidatos a la presidencia, incluyendo a la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández. Es un paso nunca antes visto en el PLD, que se escoja como precandidata a una persona que no es miembro del Comité Central de ese partido. Claro, se trata de la Primera Dama, quien ha demostrado tener simpatías en la población dominicana.
Hay muchas tensiones entre los peledeístas, precisamente por el temor de que el esposo de Margarita aupe la candidatura que ella ha insistido en poner a manos de los organismos del PLD. Lo deseable es que el PLD salga bien de su Congreso Elector y pueda salir sin traumas del desafío de escoger un candidato presidencial que mantenga la unidad de esa importante fuerza política.
El ingeniero Miguel Vargas Maldonado, presidente del PRD, habló la tarde de este lunes y admitió la victoria del ingeniero Hipólito Mejía, quien fue seleccionado candidato presidencial de los perredeístas en la convención del pasado 6 de marzo.
Solo faltaba que el presidente del PRD y quien compitió con Mejía decidiera dar su apoyo al candidato. Así lo hizo, y pese a necesitar más de un mes para anunciar su decisión, el ingeniero Vargas Maldonado ha dicho que prefiere la unidad del PRD y sacrificar sus aspiraciones apoyando al candidato electo por las bases, sin pedir nada a cambio.
Es correcta la decisión de Miguel Vargas. Hay que aplaudir su sacrificio político, pero también reconocer que no le quedaba otra decisión que no fuera esta, si quería seguir sumando adeptos a sus aspiraciones para otro momento.
Hipólito Mejía ha mantenido una postura serena, cauta y de apertura hacia Miguel Vargas Maldonado y sus seguidores. Lo que queda a partir de ahora es un encuentro entre estos dirigentes, y que las aguas vuelvan a su nivel en el principal partido de oposición.