El diálogo que encabezada Agripino Núñez Collado para buscar una solución al conflicto en la Junta Central Electoral, llegó a su fin abruptamente. No hay acuerdos ni lo habrá. Le puso fin Reinaldo Pared Pérez, secretario general del Partido de la Liberación Dominicana, al vincular al mediador con el Partido Revolucionario Dominicano.

No es la primera vez que a Monseñor Agripìno Núñez Collado lo acusan de estar parcializado. En las elecciones del 2004, cuando medió para que se instalara en la Junta Central Electoral, por presiones del PLD, una persona externa a la JCE, diferente de Franklin Frías, hubo quienes lo acusaron de estar de lado del PLD. Así es la vida. Y en el 2004 había más razones que ahora para sospechar sobre la presión que se colocó sobre la JCE.

Parece que aquella JCE, presidida por Luis Arias, era más flexible que la actual que preside el peledeísta Roberto Rosario.

El PLD acudió al diálogo convocado por Agripino para dar las apariencias de que estaba interesado en una salida a la crisis. El mismo día de la primera reunión, en los diarios se registró, en primera página, una declaración de Reinaldo Pared que indicaba por dónde iba el PLD con este asunto: que Hipólito Mejía estaba “fuñendo” mucho la paciencia con el tema de la JCE.

El interés fue agotar el proceso desde el primer momento. De todos modos hubo diálogo. Para interrumpirlo y no seguir perdiendo tiempo, sin lucir atropellante, se utilizó el recursos de ir contra la mediación del rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Y Monseñor Agripino Núñez lo entendió y abandonó rápidamente su papel.

Se hará lo que el PLD decida, porque el PLD es quien preside la JCE, porque Reinaldo es quien preside el Senado, porque el PLD es quien tiene el poder político y porque el PLD está preocupado por la oposición y en particular el posicionamiento del PRD.

El juego democrático implica, en su esencia, tolerancia y respeto por las posiciones de los demás. Lo dicho por Agripino no empañaba el ambiente, sino que lo aclaraba, en torno a los objetivos que tienen los partidos políticos.

La JCE debe ser transparente en este y en todos sus actos. La JCE está obligada a actuar con equidad. Y debe actuar en coordinación con los partidos políticos. No es lo que está ocurriendo. Santiago es un ejemplo de la crisis. Esta semana renunció otro miembro de la Junta Electoral, y el PRD ahora recusó al presidente, Haime Thomás Frías Carela.

El camino que está trillando el PLD no es el correcto. Si como dicen sus encuestas está bien posicionado, con un candidato creciendo en sus preferencias, con un buen ejercicio de gobierno, con un candidato opositor en una pendiente resbaladiza y que el país reconoce por sus errores, entonces no tendría que actuar con tanta rabia y antidemocracia.

A quien más conviene un proceso electoral transparente es al PLD y al gobierno, porque en ambos casos son los que resultan más sospechosos de estar impidiendo que las decisiones sean transparentes, en la JCE y en los organismos públicos. Si estamos en democracia, lo correcto es que haya equidad y equilibrio en la toma de decisiones de la JCE.