El país lleva meses con el dilema de la reelección presidencial, y en particular debatiendo o especulando sobre el conflicto interno en el Partido de la Liberación Dominicana, que incluye de forma especial a Leonel Fernández, ex presidente tres veces, y Danilo Medina, actual presidente, quien aspira a cambiar la Constitución para un segundo mandato.
Danilo Medina y Leonel Fernández son los dos principales dirigentes del PLD, Danilo es el presidente del país, tiene el control del Comité Político, del Comité Central, y de una gran parte del Congreso Nacional. Lo más importante es que Danilo Medina controla el Presupuesto Nacional, es quien designa funcionarios por decreto y quien sostiene que aún no ha podido cumplir con todos los compromisos que hizo en su campaña electoral por la presidencia.
Danilo dijo y repitió que no aspiraba a más de cuatro años. Se ha dado cuenta que en un cuatrienio no es posible cumplir todas las promesas que se hacen en una campaña electoral. Cualquiera pudiera tener la impresión de que las ambiciones de Danilo son desmedidas, porque quiere cambiar la Constitución que se proclamó el 26 de enero del 2010, luego de un amplio consenso político. Danilo no fue parte de ese consenso. Esencialmente fue un acuerdo de Leonel Fernández con el presidente del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas Maldonado.
Leonel Fernández ha dicho que es partidario del sistema americano, en el que un presidente puede ser reelecto una sola vez, y nunca más. Este es un chance para que Leonel, que ha sido tres veces presidente, ponga en práctica su criterio. El problema es que si se aplica lo que piensa Leonel Fernández, él no podría volver a ejercer el poder, pero luego de dos períodos presidenciales consecutivos. Empataría con Joaquín Balaguer y con Buenaventura Báez como los presidentes que más veces han ejercido el poder, con la única diferencia de que Leonel lo habría hecho en un ambiente democrático.
Leonel Fernández ha sido presidente durante 12 años, y ha ejercido el poder con todos los vientos a su favor, con el control del Congreso Nacional, de la justicia, de los ayuntamientos y hasta con el control de la oposición. Ha hecho lo que le ha dado la gana con el dinero público. Creó un déficit fiscal de más de 200 mil millones de pesos. No le importó violar la ley de presupuesto, ni accedió a compartir el poder con los demás líderes del país cuando decidió crear las llamadas altas cortes, con la única excepción de las migajas que le brindó a Miguel Vargas Maldonado.
Fernández se opone ahora a la reelección de Danilo Medina, su antiguo ministro de la presidencia y quien con Temístocles Montás, le entregó el poder en el PLD a Fernández, cuando apenas era un jovencito de 40 años. El triunfo electoral de Medina en el 2012 fue resultado de los esfuerzos de Medina, del PLD y del gobierno de Leonel Fernández. ¿Era Leonel simpatizante natural y bienintencionado al apoyar a Medina? No, Leonel quería evitar los nubarrones que le vendrían a él y a los suyos con un potencial triunfo de Hipólito Mejía en las elecciones del 2012. Por eso, muy a su pesar, favoreció a Danilo Medina.
La cuestión es, en este momento, si conviene o no a Leonel y a sus seguidores que Danilo Medina siga en el poder por cuatro años más. El doctor Fernández inició una campaña política con la idea de postularse a la presidencia por el PLD, para un cuarto período presidencial a partir del 2016. Ha dicho que el PLD es una fábrica de presidentes, pero cree que la fábrica debe producir un solo modelo: el suyo. A Leonel no le conviene que Medina siga en el poder, porque destruiría lo que Leonel construyó con mucha planificación y alevosía.
Leonel se piensa destinado a dirigir el país otra vez, y que ni en el PLD ni en la oposición hay gente con las condiciones para hacerlo. Danilo Medina ha demostrado que tiene condiciones de líder y que ha podido desarrollar una empatía poco común con la sociedad, con un estilo amigable, humilde y equilibrista. El problema es que quiere cambiar una Constitución para abrirse el camino, como lo hizo Hipólito Mejía en 2002. Ese puede ser un camino peligroso, que alimente más su ego y su ambición, como la tiene hasta la médula el doctor Fernández. Una y otra pretensión ponen el país en un riesgo de descalabrar más la institucionalidad política y jurídica. Leonel creó, sin embargo, un modelo para que le sirviera aún después de salir del poder. Si Danilo Medina tiene interés en ponerle fin a ese esquema, que lo diga y comience a deshilachar la madeja creada por Leonel. Hasta ahora sólo ha hecho amagos, pese a todos los traspiés que que ha tenido con las trampas jurídicas de las cortes al servicio de Fernández.
En las últimas semanas, pese a la crisis, ni Danilo ni Leonel han dicho nada. Juegan un ejercicio de simulación y tiene al país en tensión. Hasta los grupos financieros están atentos a cómo es este drama y cuál podría ser su desenlace. Lo que conviene es que ni uno ni otro sea candidato, y que la escuela de presidentes de la que habló Leonel se abra, y haya más propuestas del PLD, distintas de Leonel y de Danilo. Y que Francisco Javier García compita con Reynaldo Pared, con Temistocles Montás, o con Radhamés Segura. Eso es lo que más conviene al país. Tal vez en ese grupo podría estar el próximo gran líder del PLD, un próximo presidente de la República, con un estilo diferente al de Leonel y al de Danilo. Es lamentable, pero ni Leonel ni Danilo dicen nada sobre el momento político y de incertidumbre en que estamos, porque de estos mudos del cuadrilátero estamos más que convencidos hacia dónde marcha su estrategia: la perpetuidad y el control político permanente del Estado.