El año escolar 2015-2016 ha iniciado este lunes, con actividades oficiales y una fuerte convocatoria de parte del gobierno al cumplimiento del compromiso de las familias, los estudiantes, los maestros y la sociedad con la enseñanza y en particular con la escuela, como centro de formación de las futuras generaciones.
El presidente de la República, Danilo Medina, encabezó el acto de apertura del año escolar, en la escuela Profesora Rita Elena Méndez, de La Romana
Los datos aportados por el Ministerio de Educación hablan de una matricula estudiantil, del sector público y del sector privado, de 2.5 millones de estudiantes que deben integrarse a las escuelas.
El presidente Medina ha dicho que encabeza una revolución educativa, con la asignación del 4% del Producto Interno Bruto a la Educación, con la incorporación de la tanda extendida, que este año abarcará 850 mil estudiantes que tendrán acceso también a desayuno y almuerzo escolar, y con la ejecución de los programas Quisqueya Empieza Contigo, Quisqueya Aprende Contigo y la eliminación del analfabetismo en la sociedad dominicana.
La calidad de la educación es un tema esencial al cual el ministerio del ramo y las universidades deben darle prioridad. La calidad comienza con maestros y maestras de calidad, con buenos programas de enseñanza, excelentes métodos y con recursos que permitan el mayor aprovechamiento del tiempo en el aula y fuera del aula.
Esa calidad de los maestros tiene relación directa con sus niveles salariales y con la disponibilidad de recursos educativos y tecnológicos. También se relaciona con las condiciones físicas de los planteles escolares, la iluminación, disponibilidad de energía eléctrica, de instalaciones sanitarias, de agua potable y de pupitres en condiciones de ser utilizados.
El presidente Danilo Medina ha cumplido sus promesas de dotar de aulas todo el territorio nacional. Cada semana entrega nuevas aulas y por tanto la educación parece estar bien suplida en este aspecto, no en los relacionados con la calidad de la educación.
Un tema primordial, tanto para las escuelas públicas como para las privadas, es el relativo a los libros de texto. Todo el mundo sabe que es un negocio redondo para algunos grupos. Se aprovechan y encarecen los libros de forma que los convierten en inaccesibles para cientos de miles de niños y niñas, en especial que van a colegios y escuelas privadas. Los que van a centros públicos tienen también problemas de disponer de los libros en el momento y en las condiciones apropiadas.
Países de América Latina como Uruguay, por ejemplo, desarrollaron programas para eliminar la dependencia de los libros de texto y lo han logrado.
Ya no se puede depender del papel. La revolución tecnológica ha ido supliendo necesidades por vías más baratas y fáciles. Por ejemplo, dotando a cada estudiante de tabletas electrónicas con todos los libros de texto en formato digital.
Por un lado se elimina la carga que representa la mochila, en segundo lugar se elimina el costo económico cada año, y en tercer lugar se induce a los estudiantes a utilizar los libros a través de nuevos medios digitales, lo que también representa un modelo de enseñanza distinto.
El gobierno podría llegar a acuerdos con empresas expendedoras, fabricantes de tabletas electrónicas, y con gobiernos de países amigos con alto desarrollo tecnológico, para negociar una compra masiva que baje el monto a pagar por cada dispositivo. De ese modo se daría comienzo a un programa piloto en las escuelas que ya tienen la tanda extendida por ejemplo, y comenzar así un programa de reducción del uso de los libros impresos.
El uso de estos dispositivos es generalizado en la educación en los países desarrollados. En Estados Unidos es obligatorio ya el uso de esos dispositivos. Lo mismo hacen países de alto y mediano desarrollo en otras zonas del mundo.
El acceso electrónico a los libros de texto, además de abaratar costos, contribuiría a reducir la llamada brecha digital, pues las tabletas bien servirían para investigar en la internet. Se podría argumentar en localidades pobres los hogares no cuenta con servicio de internet, pero esa carencia se podría resolver desplegando servicio de Wi Fi gratuito en locales de bibliotecas públicas y salones de uso comunitario.
Es hora de que el Ministerio de Educación se plantee seriamente este cambio en la educación dominicana.