Donald Trump, magnate millonario estadounidense, se ha convertido en un fenómeno político desde hace varios meses, y parece el potencial candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca, para las elecciones de noviembre de este año.

Los líderes conservadores del Partido Republicano estimularon inicialmente a Donald Trump a que se postulara por esa organización, con miras a consolidar el voto conservador que ellos siempre habían representado. El llamado Tea Party, que había emergido como corriente ultraconservadora, le dio potencia a las aspiraciones de Trump, y el carisma, la controversia, las propuestas extravagantes del multimillonario, su desenfado y atrevimiento con los temas más controversiales le han colocado en una posición privilegiada.

Donald Trump es un fenómeno político en el mundo conservador, no solamente en los Estados Unidos, sino que hoy día es objeto de estudio en todas partes del mundo.

En el segundo supermartes, acaba de ganar las posiciones más relevantes en Estados que se suponía no obtendría tal victoria. De acuerdo con una encuesta, realizada por la cadena CNN, Trump logró en Ohio un 41 % de apoyo, por encima del 35 % de su rival John Kasich, gobernador de ese estado. Eso es definitivamente una demostración del potencial de las ideas controversiales y conservadoras de Trump.

Aspira a un país que sea la primera potencia del mundo, y que no haya dudas sobre ello. Desea la expulsión de los migrantes que vive en los Estados Unidos, a quienes considera miembros de comunidades inferiores, generadores de vicios, vagancia y violencia, aparte de que los vincula con las drogas, delincuencia y otros males. Plantea prácticamente una guerra de Estados Unidos contra los musulmanes y mantiene una postura dura, incluso, frente a un aliado tradicional de Estados Unidos, como ha sido Israel.

Trump quiere que imponer a los mexicanos el costo y la construcción de un muro en la frontera, que costaría cerca de 9 mil millones de dólares, y tiene otras propuestas para resaltar la superioridad de los Estados Unidos en un mundo más diverso, más plural, como es el mundo de la post guerra fría.

Sin embargo, esas ideas de Trump, que bien pudieran ser emparentadas con las ideas de los fascistas, parecen no asustar a los votantes del Partido Republicano, quienes siguen apoyando a este hombre, que desafía ahora al grupo dirigente del partido por el que aspira a postularse.

El candidato Trump se le fue de las manos a los Republicanos. Lo que se entiende es que si Trump es el candidato ese partido desaparecerá o se extinguirá, porque sería un error histórico de escasas posibilidades de ser explicado. La otra cuestión es que perdería con toda seguridad las elecciones frente al candidato o candidata del Partido Demócrata. Esos datos se han evaluado y están claros en la sociedad que observa el cuadro electoral.

Los dirigentes históricos republicanos, como Mitt Romney, han salido al ruedo electoral a enfrentar las aspiraciones de Trump. Abiertamente están dando discursos para sacarlo de la contienda. Sin embargo, las primarias siguen su curso y no hay forma de que Trump baje. Esperan el momento para destronarlo y el momento no llega.

Ese cuadro es una gran ventaja para el Partido Demócrata. Pero sigue siendo inquietante que una gran parte de los republicanos siga a apoyando a Donald Trump. Hasta el papa Francisco ha intervenido en la contienda y descalificó como no cristianas las ideas de Trump.

¿Por qué gustan tanto las ideas no democráticas de Donald Trump? ¿Por qué un candidato que se presente como un anti-político tiene tanto éxito en la sociedad conservadora de Estados Unidos? ¿Se está produciendo un renacimiento de las ideas fascistas que tanto daño hicieron a la humanidad, ahora en el terreno político de la potencia más grande del mundo?

Los especialistas tendrán la oportunidad de reflexionar sobre este fenómeno. Tendrán que explicar bien esto, porque parece que hay un agotamiento de los políticos tradicionales y sus fórmulas de gobernar.