Es correcta la decisión de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte Terrestre (OPRET) de poner en vigencia un “Manual de Usuario de los servicios del Metro y Teleférico de Santo Domingo”, que incluye algunas prohibiciones promocionales, como las actividades políticas y las religiosas, y que aprovechan la alta concentración de personas utilizando esos servicios.

Los usuarios de estos servicios han podido constatar la frecuencia y sostenimiento de una campaña de promoción de ciertos grupos de iglesias, que en realidad se han convertido en un obstáculo una gran molestia para una parte de los usuarios de esos servicios.

El hecho de ser usuario de un servicio público no le da derecho a nadie para convertir a cientos de miles de personas en víctimas del acoso al que son sometidas, generalmente por personas con megáfonos y otros objetos de altavoces, que predican el evangelio y promueven iglesias, en una solemne falta de respeto, sin control y alterando el normal desempeño de ese servicio.

Es correcta la decisión de la OPRET, y bajo ninguna circunstancia puede admitirse como válida la denuncia o la queja de esos señores de que se les está violando un derecho a la expresión o a la manifestación pública. El metro ofrece un servicio y quienes lo utilizan, y pagan por el, también tienen derecho a transportarse con comodidad y tranquilidad, sin alteraciones ni interrupciones en los minutos que utilizan ese transporte.

Las actividades religiosas se realizan en las iglesias reservadas para ello. Los adeptos o propagandistas religiosas y políticos que deseen hacer su promoción que utilicen otros métodos que no choquen con el derecho de los usuarios a un transporte limpio y digno.

Reglamento del Metro y el Teleférico