Los candidatos presidenciales de los dos principales partidos políticos del país se enfrentaron este martes a debatir los temas de la política industrial, cara a cara, y no ocurrió ninguna tragedia, nadie fue herido o vilipendiado, ni nadie salió arrugado. La democracia dominicana ganó con ese encuentro de Danilo Medina e Hipólito Mejía.

La Asociación de Industrias de la República Dominicana fue la gran protagonista, que asumió la iniciativa de auspiciar el encuentro. Cerca de mil personalidades de la industria, de la banca, del sector exportador, además de diplomáticos y miembros de las iglesias estuvieron presentes y fueron testigos de que los candidatos se comportaron a la altura de las circunstancias.

Hipólito Mejía y Danilo Medina entraron al mismo tiempo al escenario, se saludaron con mucha cortesía, tuvieron la oportunidad de intercambiar palabras en varias ocasiones. Los equipos de ambos políticos habían acordado los temas que serían abordados, relativos al sector eléctrico, financiero, recursos humanos, educación para el trabajo, instituciones al servicio de la producción, carga tributaria competitiva, fomento de las exportaciones, política comercial, defensa comercial y política económica.

Los dos, Danilo e Hipólito, lucieron bien, dijeron sus discursos de no más de 30 minutos, improvisaron y conectaron con el público presente. También con los que le vieron por televisión a través de los canales del Grupo de Comunicaciones Corripio, que hizo la transmisión en vivo.

Ya lo sabemos, el país fue testigo. Es posible que haya un debate político de altura, sin agresiones, sin insultos, sin descalificaciones ni desconsideraciones personales. Los políticos pueden hablar frente a frente, decir lo que piensan y tratar de convencer al público. Así se hace más cálida y transparente la democracia dominicana.

El formato utilizado por la AIRD fue definir los temas previamente, y que cada candidato fuera con las respuestas a las 10 preguntas que se formularon. Luego de los discursos, de 30 minutos de cada candidato, terminó el debate. Eso fue todo.

Sin embargo, lo que hay que destacar es que los candidatos estuvieron juntos, se saludaron, dialogaron, dijeron sus discursos, lo hicieron un tono elevado y comprensivo, y el mundo no se fue abajo. Este debe ser el primero de esos encuentros. Otros podrán darse, incluso en esta misma campaña electoral, en la que los candidatos puedan responder preguntas en forma improvisada, pueden debatir sus fórmulas, escuchando las contrarespuestas y respondiendo con nuevos argumentos. Como ocurre en los Estados Unidos y en muchos otros países democráticos.

No hay que entrar en consideraciones sobre quién perdió y quién ganó. Ambos salieron gananciosos. No hay que comenzar ahora a buscar los detalles de quién conectó mejor con el público y quién no, sobre quién se equivocó más o no. Esos son detalles para los miembros de los equipos de ambos candidatos, y por supuesto para futuras intervenciones frente a frente, cara a cara. Congratulaciones a la AIRD y a los dos candidatos presidenciales.