El Congreso Nacional ha sido el punto más crítico de la disputa político del momento, debido a que las tensiones en el Partido de la Liberación Dominicana giran sobre la modificación o no de la Constitución de la República, que debería realizarse entre diputados y senadores.

Grupos de militantes políticos, choferes, motoristas, artistas y dirigentes políticos altos, medios y de base han acudido al Congreso Nacional para protestar contra la reforma de la Constitución. Otros están acudiendo ahora para firmar un libro de rechazo a la reforma y un grupo de artistas fue esta semana para pintar murales de rechazo al proyecto.

Se espera que esta semana se introduzca la controversial pieza legislativa que autoriza la convocatoria de la Asamblea Nacional para modificar la Constitución. Un tema sería el artículo 124 que trata el tema de la reelección presidencial, y otro sería el artículo transitorio que niega a Danilo Medina la posibilidad de postularse en el 2020, pero hay un asunto adicional colocado en los medios de comunicación por los municipalistas: quieren unificar las elecciones municipales, pautadas para febrero del 2020, con las elecciones congresuales y municipales pautadas para mayo del 202o.

Poco a poco los temas se van sumando. Por suerte, los alcaldes y organizaciones municipales no tienen mucha incidencia en los legisladores. La separación de las elecciones se aprobó en la Constitución del 2010, y para ello hubo que dejar adicionalmente dos años más a los congresistas y alcaldes en sus posiciones. Fueron electos en el 2010 y finalizaron su gestión en el 2016. Y ahora quieren volver a la posición anterior, alegando muy pobremente que febrero es un mes con muchas otras actividades, incluyendo la celebración de las fechas patrias.

Esta semana podría desembarcar, a través del Senado, la propuesta de cambiar la Constitución. Podría ser el viernes, y con un tiempo bastante constreñido se procedería con el debate en la Cámara de Diputados. Nadie sabe cómo se haría, pero los cálculos que siguen haciendo los analistas, y hasta propios legisladores, no resultan claros en la victoria de la modificación constitucional.

Leonelistas han reiterado que siguen firmes y que harán todo cuanto legal y pacíficamente esté a su alcance para impedir que se cambie la Constitución. Legisladores del opositor Partido Revolucionario Moderno también siguen en observación y negando cualquier posibilidad de apoyo al proyecto. Si finalmente llegara a las cámaras legislativas será porque sus proponentes habrán logrado sumar los votos que necesitan en la Cámara de Diputados. De otro modo nunca se expondrían a un fracaso con algo de tanta relevancia.

Habrá que recordar que el Congreso Nacional sigue en el sótano en credibilidad entre las instituciones públicas. Solo le ganan en falta de credibilidad los partidos políticos, que son entidades privadas de interés público. En Congreso Nacional en agosto del 2018 alcanzó un 20% en confianza (Latinobarómetro) y en mayo del 2019 un 27.4% según Gallup/Hoy.

Es claro que estos escarceos no ayudan en nada a los legisladores a ganar credibilidad ni apoyo de parte de sus electores. Pero como está organizado nuestro modelo de democracia las decisiones la toman los partidos, y ahora los grupos dentro de los partidos. Si Danilo Medina y sus seguidores decidieron que cambiarán la Constitución, es probable que lo consigan. Y por supuesto las sorpresas pueden ser desconcertantes, pero de que vendrán es seguro que estarán a la luz del día. En particular en la Cámara de Diputados, pues el Senado está confirmado como adicto al presidente Medina.