El Ministro de Defensa, Almirante Sigfrido Pared Pérez, está camino a dejar la dirección de ese ministerio, al cumplir dos años al frente del mismo y con motivo de la mitad de la administración del presidente Danilo Medina.

Se ha despedido con mucha tranquilidad y transparencia, siendo un hombre joven, que no ha jugado al apandillamiento como se acostumbra entre los oficiales militares dominicanos.

Sigfrido Pared ha sido un profesional de la milicia, y ha rendido servicios al país desde las diversas posiciones que ha ocupado.

De Ministro de Defensa dominicano hay que decir que ha insistido en la reforma del aparato militar dominicano, en la renovación de las anquilosadas estructuras de mando y que ha sido valiente echando adelante un acercamiento de los militares al sistema democrático, imponiendo el respeto a las normas y perfeccionando, tanto como le ha sido posible, la disciplina y el respeto hacia el poder civil.

A Pared Pérez le cabe el mérito de haber enfrentado a las mafias de los ascensos pagados en el aparato militar, y de ponerse al frente con el Poder Ejecutivo para evitar los atropellamientos de la baja, mediana y alta oficialidad que intenta hacer carrera y ascender a partir de los méritos y no de las relaciones políticas.

Que nadie se llame a engaño, ha sido y es una lucha ardua. Algunas correcciones que han salido bien, pero en otros casos ha fracasado. El poder político de ciertos personajes, y las razones de política, se imponen a las razones de la institucionalidad y de defensa de unas Fuerzas Armadas bien equipadas y disciplinadas para incorporarse a tareas más complejas que el simple enunciado de la defensa de la Patria y la soberanía.

Los tiempos han cambiado y la soberanía está fundamentalmente vinculada a las relaciones internacionales y a la economía, más que a la frontera o las agresiones militares.

Sigfrido sabe bien que la República Dominicana no tiene escenario de guerra posible, y que las funciones militares está más vinculada a evitar el tráfico comercial y de personas por la frontera, en donde el gobierno dominicano está demostrando que tiene control, con excepción del tráfico humano de nacionales haitianos que siguen llegando por el soborno a militares y civiles responsables de cuidar que ese delito no ocurra.

Ahora, cuando los grupos ultranacionalistas hablan del supuesto peligro de la patria y de la invasión haitiana, el Ministro de Defensa ha dado una demostración de lo que equivocado que están esos grupos en sus prédicas.

Haití solicitó apoyo para la búsqueda y captura de un prófugo peligroso y a las pocas horas ya estaba en la frontera con Haití el señor Clifford Brandt, en manos de las autoridades de ese país.

En seguimiento con los cambios que se han promovido en la legislación dominicana sobre los militares, se habla de la posibilidad de que el Ministerio de Defensa sea dirigido por una mujer civil. Esa sería una gran decisión, valiente, que revalidaría el papel de la mujer dentro del aparato del Estado, además de acercar más a los militares y a los civiles.

Sería al mismo tiempo una decisión que ayudaría mucho al cambio de concepción dentro del propio aparato militar de las reformas que se han puesto en práctica, pues rompería con la tradición machista y trujillista de que sólo los hombres son capaces de dar órdenes y de dirigir militares.

Las Fuerzas Armadas seguirán siendo ramas militares, que tendrán su propia dinámica, pero en relación al Ministerio de Defensa, serán su punto de apoyo práctico en caso de decisiones militares. El Ministerio de Defensa será responsable de las políticas de su competencia, con el presidente de la República.

Enhorabuena a estos cambios.