Un acuerdo entre el Colegio Médico Dominicano y el Gobierno, sin que haya mediado una paralización de los hospitales públicos, es un excelente referente en la mejoría de las relaciones del gremio de los profesionales de la salud con las autoridades del gobierno.
Siendo Waldo Ariel Suero presidente del Colegio Médico Dominicano, habría que suponer que hubo profundos debates, y que la vicepresidenta de la República, como cabeza del gabinete de Salud, debió concentrarse en obtener resultados favorables para las partes, sin lesionar la economía del gobierno y sin regalar beneficios inmerecidos a los profesionales de la salud.
La tradición ha sido de peleas y conflictos, acusaciones y contraacusaciones, sin importar quién sea el ministro o la ministra de salud y quien sea el presidente del Colegio Médico Dominicano. Sindicalistas de la salud han ocupado el ministerio de Salud y contra esas gestiones ha habido paralizaciones de labores en los hospitales. Y siempre, los más afectados son los pobres, los desamparados, que sólo tienen acceso a la salud que se brinda en los hospitales.
Los cambios que hemos visto en esta administración auguran un tipo de relación diferente entre los funcionarios y los dirigentes del Colegio Médico. Por lo pronto, el Ministerio de Salud no es quien contrata a los médicos ni ofrece servicios en los hospitales. Es quien los regula. Ahora es el Servicio Nacional de Salud quien administra los hospitales y contrata a los profesionales del sector público.
Pero hay algo más. El Seguro Nacional de Salud (SENASA) ahora es universal, y los ciudadanos van a clínicas privadas, a los hospitales y demás centros especializados donde admiten a los asegurados del Senasa. La presión sobre los hospitales ha bajado.
El gobierno ha tomado una decisión justa, necesaria. Los médicos del sector público son profesionales que han realizado muchos sacrificios. Combinan su presencia en los hospitales con sus consultorios en clínicas privadas. El conflicto que representa esa dualidad podría tender a cambiar y hasta desaparecer, parcialmente.
La decisión del gobierno y el Colegio Médico es producir un aumento de salario, a partir de enero, de un 30 por ciento. Reconocer los incentivos por antigüedad. Incluir entre estos beneficios a los médicos de Salud Pública, Servicio Nacional de Salud, los que trabajan en hospitales de autogestión, como Marcelino Velez y Ney Arias Lora, los que laboran en el Consejo Nacional de las Personas Envejecientes y los que ofrecen sus servicios en el Sistema Nacional 911.
Se reconoce también el retiro a una edad digna de los médicos, contemplado en la Ley 414-98, que pese a tener 22 años no se ha cumplido. Los médicos del sector público se podrán retirar a los 60 años, si lo prefieren, y obligatoriamente tendrán que hacerlo a los 65 años. Cuando el médico cumpla 50 años quedará retirado de los servicios de 24 horas, que es una jornada “normal” en los servicios de salud.
El Colegio Médico Dominicano tendrá presencia en el Consejo de Salud que da seguimiento a la estrategia sobre Covid-19.
Está claro el compromiso del Colegio Médico y de sus líderes con el cumplimiento de los estándares de calidad, tiempo y atención en toda la jornada de trabajo de los médicos que están siendo reconocidos con estos beneficios. Los profesionales de la salud merecen salarios justos, merecen la atención y la creación de políticas de protección de parte del Estado. Son los profesionales que mayor exposición tienen, por ejemplo, frente a la pandemia.
Pocas veces la sociedad dominicana había sido testigo de un acuerdo justo, equitativo y responsable, sin que mediara una huelga y cientos de amenazas entre los funcionarios y los dirigentes del gremio de los médicos. Avanzamos. Felicidades a los dos sectores, por ponerse de acuerdo en algo tan vital en este tiempo. Corresponderá ahora buscar más coherencia del sector salud y más colaboración de los profesionales de la salud con los ciudadanos necesitados de servicios.