Cuando el presidente Danilo Medina observó la ley que declararía a loma Miranda “parque nacional”, hizo valer su compromiso de Estadista por encima del populismo legislativo de diputados y senadores que sin conocer a fondo el tema ambiental, quisieron caer graciosos al ruedo de las sotanas de los obispos.
Entre los argumentos del gobernante para observar esa ley estaba aquello de que no cedería ante “el fundamentalismo ambientalista, ni el capitalismo minero salvaje”. Ahí Medina dejó ver que como jefe del Estado prefiere cumplir con sus responsabilidades y atender los asuntos conforme al interés nacional y no solo de las élites conservadoras.
Ahora, con su observación de varios artículos del reformado Código Penal –relativos al aborto-, el mandatario vuelve a usar su mandarria para ceñirse al interés nacional sin importar que el “fundamentalismo cristiano conservador” quiera imponerle a toda la sociedad sus dogmas acientíficos en un marco constitucional y legal aconfesional.
Las iglesias cristianas predican a sus fieles que el aborto es pecado, es crimen. Pero como la realidad es más dura que la ficción, las católicas se siguen practicando abortos en condiciones pésimas que ponen en serio riesgo su salud y su vida. Su Iglesia ha logrado prohibirlo en los hospitales y ellas tienen que ir en forma clandestina a los callejones a desembarazarse cuando son objeto de violación, incesto o fetos con malformación.
Como los prelados saben que su mensaje contra el aborto en la práctica no es suficiente para convencer a las “cristianas” de que nunca recurran a él aunque se mueran, quieren imponer sus doctrinas primero en la Constitución (allí lo lograron por la inercia del PLD, el voto duro de los migueletistas del PRD negador de sus esencias) y ahora vienen a santificar en el Código Penal.
Los diputados y senadores más simplistas se han dejado clonar de los jerarcas católicos y protestantes para tratar de imponer sus fracasados esquemas a la totalidad de la sociedad.
La valiente decisión del presidente Medina de parar los objetivos de una jerarquía cristiana neoinquisidora, turba a los legisladores que quieren repetir en sus cargos en las elecciones de 2016.
Su morro no es suficiente para entender que políticamente la Iglesia no es más fuerte que el presidente Medina.
Complacer a la Iglesia aunque tengan que contradecir a Medina es un suicidio político que me extrañaría mucho que haga la mayoría de los legisladores aunque se lo haya pedido “La Secretaría de Cultos” del PLD y el infeliz dueño de las siglas del PRD.
Darle un tapabocas político al Danilo dueño de las mayores simpatías electorales con el tema del aborto terapéutico para complacer a la Iglesia y a políticos sin horizonte, sería una locura que dudo mucho que pueda ocurrir. Al final, los legisladores “amarrarán el burro donde diga el dueño aunque se ahorque” y si ese dueño es quien maneja el Presupuesto General de la Nación, “con mayor vera” entenderán.