El 11 de septiembre se conmemoran dos trágicos acontecimientos para la humanidad, y sobre todo para Chile y los Estados Unidos.
El 11 de septiembre de 1973 se produjo un violento golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, de Chile, quien resultó muerto durante la toma del palacio presidencial.
Tras esa interrupción del gobierno elegido democráticamente por los chilenos, se instaló en el poder una criminal dictadura militar que persiguió, torturó y asesinó a no menos de 3 mil personas, según las cifras más conservadoras. También hubo miles de encarcelados, exiliados y desaparecidos.
El ser humano es capaz de las más nobles hazañas, pero también puede envilecerse y cometer los más dolorosos crímenes
El gope contra el gobierno del doctor Salvador Allende fue alentado y financiado por el gobierno de los Estados Unidos, entonces encabezado por el presidente Richard Nixon, y el secretario de Estado Henry Kissinger.
La dictadura duró 17 años, pero sus peores secuelas en materia de corrupción y violación de derechos se prolongaron por los siguientes dos decenios.
Nada puede justificar lo ocurrido en Chile el 11 de septiembre de 1973.
Los ataques contra EEUU en 2001
En la mañana del 11 de septiembre de 2001 Estados Unidos fue víctima de cuatro ataques de parte de grupos extremistas islámicos, que secuestraron cuatro aviones comerciales.
El mundo observó con espanto cómo dos aviones de pasajeros se estrellaban contra las Torres Gemelas de Nueva York, en el llamado Centro Mundial del Comercio.
Un tercer avión se estrelló contra el edificio del Pentágono, en Washington, y un cuarto fue derribado por fuerzas del gobierno norteamericano cuando se dirigía hacia el Capitolio, sede del Congreso de EE.UU.
En estos atentados murieron poco menos de 3 mil personas, y decenas de miles resultaron con lesiones físicas o emocionales, entre otros daños.
Estos ataques y las muertes de personas inocentes, en su gran mayoría trabajadores civiles, tampoco se pueden justificar.
Estas dos tragedias no solo enlutaron a Chile y a EE.UU, laceraron el alma de la humanidad.
Al conmemorarse ambos hechos, se impone la reflexión serena. El ser humano es capaz de las más nobles hazañas, pero también puede envilecerse y cometer los más dolorosos crímenes.