El pasado domingo fue especialmente trágico para los dominicanos. Doce personas murieron en menos de 24 horas en dos accidentes de tránsito.
En uno de los casos murieron siete niños y adolescentes que regresaban de un paseo a un balneario. En el otro, cinco jóvenes que viajaban en motocicletas.
Los niños perdieron la vida en un accidente de un autobús, cuyo conductor perdió el control, en la carretera de Haras Nacionales, Santo Domingo Norte.
Los cinco adultos fallecieron en un raro, pero igualmente fatal, accidente en el que colisionaron de frente dos motocicletas. En una de las motos viajaban dos personas, y en la otra tres.
En el accidente del autobús se ha denunciado que el conductor, que hasta ayer no ha dado la cara para ser investigado, había estado tomando bebidas alcohólicas.
Como bien señaló la profesora Rosa Ariza de Valera, que habló a reporteros de Acento.com.do, está prohibido de manera expresa, por órdenes del Ministerio de Educación, que en las escuelas se lleven a cabo paseos no vinculados al quehacer educativo y mucho menos sin la supervisión presencial de profesores y padres de los estudiantes.
El hecho de que el conductor del autobús estuviese borracho, demuestra que ningún adulto supervisó este paseo, que terminó convirtiéndose en una tragedia para las familias de los alumnos fallecidos, para su escuela y para su comunidad. Si se hubiesen observado con rigor las reglas por las que debe guiarse una comunidad educativa, esta desgracia no hubiese ocurrido.
De la misma manera, es evidente que las motocicletas que chocaron en la carretera Sánchez eran manejadas a velocidad temeraria. Peor aún porque ambas transportaban otras personas además de sus conductores, sin cascos protectores, violentando las disposiciones legales.
Cada año en la República Dominicana mueren alrededor de dos mil personas en accidentes de tránsito. Este es un grave problema nacional, que para poder solucionarse requiere de la firmeza de las autoridades para hacer cumplir la ley; de la colaboración de la ciudadanía, acatando el mandato legal y concienciándose cada día más; y de los medios de comunicación, que deben contribuir a hacer que la población aprecie la necesidad de manejar con prudencia y con el debido respeto a sus semejantes.