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El presidente de la República, Danilo Medina, ha desarrollado un programa de trabajo que incluye el contacto semanal con sectores productivos y grupos minoritarios de la sociedad. En todos los rincones del país, el presidente va y brinda su aliento.

No es mucho lo que aporta en términos económicos, pero el aliento que reciben esas personas es una fuente de inspiración para el trabajo en equipo y un ejemplo a seguir en los ciudadanos que espiran a recibir la visita del presidente de la República.

La distancia que existe entre este presidente, con esas visitas y actividades, está tan distanciada del esquema de poder del anterior presidente de la República, que llama la atención especialmente en énfasis.

Danilo se reúne con los pequeños productores de los puntos más alejados del país y Leonel Fernández solo se reunía con los ricos más encumbrados en los más perfumados y selectos lugares de la aristocracia internacional, desde Funglode hasta Biarritz.

El elemento económico no es lo que importa. Incluso se comenta que en algunos lugares las promesas del presidente no se han hecho efectivas. Eso tendrá sus repercusiones a largo plazo, cuando la gente sienta que el presidente pudiera estar utilizándole y no se hace efectivo su promesa de apoyo. Las protestas podrían llegar.

En general lo que el presidente promete con pequeñas ayudas. Hay que recordar que el gobierno ha tenido éxitos en reducir el gasto de capital, que las recaudaciones han aumentado y que efectivamente esta administración maneja un déficit fiscal heredado que poco a poco se va tornando más pequeño.

En realidad, lo que vemos es que Danilo Medina va creciendo en su imagen de presidente comprometido con las promesas que formuló y Leonel Fernández se va reduciendo en su tamaño. Danilo Medina recientemente estuvo en la cumbre de Costa Rica, con el presidente Barack Obama, y luego estuvo en la cumbre de Isla Margarita en Venezuela.

Leonel Fernández se fue al Medio Oriente, fue reconocido por una instancia europea y más adelante su reunió con los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso y Ricardo Lagos. Son dos visiones diferentes, y cada vez se hacen más latentes, pese al esfuerzo del presidente Medina por disimular la diferencia.

El caso del contrato con Barrick Pueblo Viejo tiene un gran significado. Leonel dijo que el contrato era un modelo de negocio para los países con minería, y Danilo Medina dijo que no, que era inaceptable. En las negociaciones se demostró que era posible alcanzar mucho más de lo que Leonel entendía. Danilo fue quien lo obtuvo, con lo cual demostró que Fernández estaba equivocado.

Queremos destacar solamente esas pequeñas diferencias que hacen de cada uno de estos dos líderes políticos y estadistas son personas con parámetros distantes, que podrían verse con más claridad en los meses por venir. Danilo paga a su equipo con el dinero del presupuesto nacional. No sabemos cómo Leonel Fernández sigue sustentando a su equipo de asesores y gestores de su imagen, si no tiene la administración del presupuesto.