Dos noticias importantes han alegrado y diversificado el cargado ambiente político dominicano de las últimas semanas: El anuncio del Instituto Tecnológico Santo Domingo (INTEC) de la apertura de la materia Neurodidáctica y Educación en Valores, Valora Ser, como asignatura de carácter obligatorio en el pensum de la Licenciatura de Educación y como materia electiva para el resto de las carreras que se imparten en la universidad, a partir del primer trimestre del año 2020.
Esta decisión cuenta con el acompañamiento del Banco BHD-León, que lleva ya casi dos años patrocinando estudios y talleres de formación de miles de maestros dominicanos, que se han formado en valores, y que han permitido a la universidad ITEC recibir información y concebir un proyecto a largo plazo, que tendrá apoyo sostenido del Banco BHD-León, de acuerdo con las palabras del presidente de la entidad, Ingeniero Luis Molina Achécar.
La otra noticia fue el anuncio de Acción Empresarial por la Educación – EDUCA y el Banco Popular Dominicano, que dieron a conocer esta semana los detalles de la celebración de la vigésimo tercera edición del Congreso Internacional de Educación Aprendo 2019, que se celebrará del 22 al 24 de noviembre, y que ya se ha consolidado como una de las herramientas más importantes de la innovación educativa en la República Dominicana.
En ambos casos se trata de iniciativas del sector privado, dirigidas a mejorar los niveles educativos de docentes y de estudiantes, porque los datos que tenemos, y que preocupan, es que la calidad educativa dominicana sigue siendo cuestionable, y se encuentra entre las peores del continente.
Estos esfuerzos del sector privado, que reúnen universidades como INTEC, instituciones que buscan el desarrollo de la educación inicial como EDUCA, y entidades bancarias como el Banco Popular y el Banco BHD-León deben servir de estímulo para que las autoridades también redoblen los esfuerzos para alcanzar algunas metas relacionadas con la calidad. Estas metas son posibles, después de que en el 2013 iniciamos a asignar el 4% del PIB al sector educativo dominicano.
Lo cuestionable es que entre el 2013 y el 2018, cuando se ha analizado exclusivamente la parte de la calidad educativa que resulta de los colegios privados y escuelas públicas, no hay ninguna señal de mejoría de la calidad. Estamos estancados en las mediciones de rendimiento de calidad, en comparación con los demás países de la región y en comparación con los propios resultados locales. Eso debe cambiar.
La alianza sector público y privado es posible. Las instituciones privadas, con fines o sin fines de lucro, deben seguir empujando, dando ejemplo, trazando algunas pautas, sobre aspectos relacionados con la innovación, la calidad y los modelos de enseñanza que están brindando buenos resultados en otros países, que a los dominicanos puedan servir. Enhorabuena por estas dos iniciativas por la educación.