Autor: Gianluca Grippa, embajador y jefe de la Delegación de la Unión Europea en la República Dominicana
El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo de cada año, por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para destacar la importancia del agua y fomentar las actividades relacionadas con la conservación, el desarrollo y el buen uso de los recursos hídricos.
Quiero destacar que el acceso al agua potable y a los servicios de saneamiento son derechos humanos que se niegan a miles de millones de personas en el planeta. Esta violación conduce a desigualdades que frenan las condiciones elementales de vida de las personas, el crecimiento de las naciones y los programas de desarrollo.
Con motivo del Día Mundial del Agua, tenemos que aprovechar para empujar la discusión sobre la situación actual del agua y el saneamiento en todo el mundo, su impacto en la vida de las personas y la forma en que la comunidad internacional y los gobiernos pueden alcanzar su compromiso con el Objetivo 6 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: "Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos".
Proteger los recursos marinos y de agua dulce (y garantizar su calidad ecológica) representa una piedra angular de la política medioambiental de la Unión Europea. Hay mucho en juego, las cuestiones trascienden las fronteras nacionales para garantizar una protección eficaz en todo el mundo.
Los ecosistemas dañados afectan a la cantidad y a la calidad de agua disponible para el consumo humano. En la actualidad, 2.100 millones de personas viven sin agua potable en sus hogares, lo que afecta a su salud, educación y a su sustento.
El Objetivo 6 de la Agenda 2030 compromete al mundo entero a garantizar que todos tengan acceso al agua potable para el 2030, e incluye metas sobre la protección del medio ambiente natural y la reducción de la contaminación.
¿Pero qué tenemos que hacer para lograr este objetivo?
En la Unión Europea la protección de los medios acuáticos y marinos frente a la contaminación, la excesiva captación de aguas y los cambios estructurales, exige una acción coordinada de todo sus Estados Miembros. Por ello, las medidas que mejoren la aplicación de la legislación de aguas y las políticas hidrológicas relacionadas con la eficiencia de los recursos hídricos se corresponde con la estrategia Europa 2020.
Estoy convencido de que, como en Europa, la base de todo esto es el hecho de disponer de un marco jurídico claro y favorable. Solamente así es posible garantizar el uso sostenible del agua para la vida y el desarrollo estratégico de los países.
En este sentido entiendo qué hay un deseo por parte de las autoridades competentes y de la opinión pública dominicana para que el país pueda disponer de una ley de agua que responda a las demandas y necesidades actuales. Una norma que tenga en consideración la realidad del país en sus aspectos normativos, de planificación, de gobernabilidad y gestión integrada, de cambio climático y de protección de los recursos hídricos, que se funde en el principio de que el acceso al agua para consumo humano y el saneamiento, es un derecho humano fundamental e indispensable.
Es clave tener una estructura clara de las funciones de rectoría, regulación y gestión; una institucionalidad fragmentada con solapamientos y duplicaciones no garantiza una agilidad en la implementación ni permite una visión integrada del sector.
En la Republica Dominicana como en Europa es necesario garantizar la seguridad hídrica nacional mediante la adopción de medidas eficaces para impedir su deterioro. Hay que planificar el uso del agua de forma participativa, en función del ciclo hidrológico e hidro-social, respetando la función y los servicios de los ecosistemas, así como hay que asegurar sus atributos de calidad y cantidad, su sostenibilidad económica y la gestión integral del recurso hídrico.
Un punto clave es también el de la evaluación de los costos por el uso y por la contaminación de los recursos hídricos, considerando tanto los de naturaleza económica como los de naturaleza ambiental y social.
En paralelo es imprescindible sensibilizar a la población sobre el uso racional del agua, tanto en los hogares como en lo que concierne al cuidado de las cuencas. Y esto es en mi opinión una de las prioridades clave para el siglo XXI.
Tenemos que asegurar el tratamiento de las aguas residuales domésticas y fomentar el uso de agua reciclada. Igualmente invertir en un modelo estructurado de rehabilitación y mantenimiento de las plantas y de los sistemas de distribución con objeto de reducir drásticamente las fugas.
Hoy en día, hay muchas discusiones a nivel internacional, sobre la necesidad de invertir más en "infraestructuras verdes": sistemas naturales o semi-naturales que nos dan beneficios equivalentes o similares a los convencionales construidos por el hombre, "infraestructura gris". Un ejemplo es el almacenamiento de agua a través de humedales naturales. La humedad del suelo y/o el aporte a las aguas subterráneas pueden ser una opción complementaria y más sostenible y rentable que la infraestructura gris, como las presas.
La agricultura y silvicultura modernas tienen un papel fundamental en la conservación de los ecosistemas de las cuencas hidrográficas. Al mismo tiempo, para la irrigación deben usarse técnicas eficientes que no agoten el precioso recurso del agua, ni entren en competición con otros usos. Los efectos del cambio climático, como las frecuentes inundaciones extremas, pueden ser mitigados por las franjas amortiguadoras en áreas ribereñas o por la conexión de los ríos con las llanuras aluviales.
Además este tipo de intervención puede producir beneficios más allá de los servicios relacionados con el agua. Por ejemplo, los humedales construidos que se utilizan para el tratamiento de aguas residuales pueden proporcionar biomasa para la producción de energía, mejorar la biodiversidad y crear espacios de recreo y empleo asociado.
En fin quería mencionar que la Unión Europea está comprometida en ayudar a la Republica Dominicana a través de programas de inversión en el sector agua y saneamiento. Este es el caso por ejemplo del programa «Aumento de la Eficiencia en la Gestión de Agua y Saneamiento» llevado a cabo en coordinación con la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), para un monto de EUR 10 Millones (equivalente a RDS 600 millones) cuyos objetivos son i) aumentar la eficiencia de los servicios de agua; ii) reducir los vertidos de aguas residuales en el medio ambiente; y iii) mejorar la sostenibilidad técnica y financiera del INAPA.