Los diputados aprobaron el pasado miércoles, en segunda lectura, la propuesta de ley sobre manejo de residuos sólidos en la República Dominicana. Deberá pasar por el Senado de la República, para ser conocida y aprobada también.
Era una vieja aspiración de la sociedad dominicana. Poco a poco hemos ido consolidando la legislación sobre la protección de los recursos naturales y el manejo adecuado de los residuos. Primero fue promulgada la ley 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y posteriormente se aprobó la ley 176-07 que rige para los municipios y el Distrito Nacional.
Con la aprobación de la ley de manejo de residuos entramos en una nueva etapa, de establecer normas y responsabilidades para los sectores. En el país hay más de 400 botaderos de basura, y los ayuntamientos y gobiernos locales carecen de normas que regulen la disposición de la basura. Algunos ayuntamientos han sido multados por el Ministerio de Medio Ambiente por manejo irresponsable y peligroso de los desechos sólidos.
Productores e importadores son responsabilizados en esta ley de cumplir con una labor que tienda a la no saturación de desperdicios que no son biodegradables. El objetivo del proyecto aprobado es que los daños ocasionados al medio ambiente y los recursos naturales por el incorrecto manejo y gestión de los residuos sean castigados por el Estado.
En estos momentos hay una campaña que busca la eliminación del plástico en el uso cotidiano, y se le relaciona como causante de la muerte de peces y otras especies que ingieren como si se trata de alimentos los desperdicios del plástico.
Es un debate muy encendido, y está muy bien que los dominicanos nos involucremos. Nadie debe dejar pasar por alto una realidad que nos da de frente todos los días: La sociedad dominicana carece de costumbres e información sobre cómo manejar responsablemente los desechos sólidos, y en particular el plástico.
Lo que ocurre en el país lo sabe todo el mundo: Cuando llueve la gente saca la basura de los patios y de los lugares donde la esconde y lanza esos desechos a las calzadas que llevan agua o a las cañadas, y toda la basura, incluyendo la biodegradable y no biodegradable, termina tapando los escasos drenajes y provocando daños considerables al medio ambiente.
Tiendas, supermercados, restaurantes, comercios minoristas, clínicas, hospitales, colmados, mercados y vendedores ambulantes utilizan plásticos en sus servicios. El plástico es un invento que vino a resolver muchos problemas de higiene, pero que requiere de un manejo responsable de quienes se sirven de él. Esto incluye a los ciudadanos de a pie, a las autoridades municipales, a los gobernantes también.
Eliminar el plástico crearía grandes problemas a la sociedad, y en particular generaría conflictos por la higiene, el manejo y disposición de alimentos, residuos, en nuestra vida cotidiana. Por tanto, más que eliminar el plástico, lo que debemos hacer es educar en el maneio responsable de ese bien, que resulta irresponsablemente desechado.
Otro problema debe ser resuelto: Como consecuencia de la falta de educación y la desorganización que tenemos en el manejo de los desechos sólidos, los ríos y una gran cantidad de playas dominicanas están afectadas por la presencia de plástico en sus aguas, en el lecho marino y en el fondo de los ríos. Habrá que invertir mucho dinero en la limpieza de nuestras costas y ríos, si deseamos mantener el turismo como un negocio atractivo y creciente.
Los diputados han incluido en la pieza aprobada otorgar un tiempo a las industrias, tanto embotelladoras de agua, que utilizan plásticos, como empresas fabricantes de vasos y otros objetos plásticos, como sillas, calimetes y otros útiles, para que poco a poco, en cinco años transformen y modernicen sus instalaciones para el uso de papel reforzado y degradable.
Es un gran desafío, pero necesitamos sobre todo hacer también responsable al conjunto de la sociedad sobre el manejo adecuado del plástico. Es necesario adoptar medidas que garanticen la conservación de un ambiente sano y ecológicamente equilibrado para las presentes y futuras generaciones.