Inquieta, preocupa, que estemos llegando al primer mes de la cuarentena establecida por el gobierno dominicano, y en ese tiempo apenas hayamos podido aplicar 10,075 pruebas de detección de coronavirus.

Este 16 de abril se cumplirá un mes que el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, habló de la importancia de realizar pruebas de detección del coronavirus para detener la pandemia. “La manera más efectiva para prevenir infecciones y salvar vidas es romper la cadena de transmisión. Y para hacerlo, hay que realizar pruebas y cuarentena“.

En la República Dominicana nos hemos retrasado en esa recomendación. Era el mensaje más importante entonces de la OMS, y cuando se le pidió al director definir las prioridades dijo estas palabras: “pruebas, pruebas, pruebas”.

En realidad, por los datos recibidos oficialmente, el promedio diario de pruebas que hemos realizado ha sido de 335. Las cifras no son comparables, pero Estados Unidos ha aplicado 3 millones de pruebas,

Las autoridades dominicanas están sujetas a las recomendaciones de la OMS, y han quedado mal con la parte de las pruebas PCR, que son las definitivas, pero también han sido lentas en la puesta en marcha de un programa de pruebas rápidas, que ayude en la detección, atención y aislamiento de las personas portadoras del covid-19.

Todos los estudios han determinado que los portadores asintomáticos son los mayores transmisores del virus. Y el país no tiene ningún programa para detectar a los asintomáticos. La gente que busca le hagan una prueba reclama en los hospitales, en las clínicas, desde sus hogares que le apliquen las pruebas. Pero en el país no hay pruebas suficientes. Así la letalidad del virus aumentará y tendremos una tragedia mayor que muchos otros países. El ministro dijo en su rueda de prensa número 25, de ayer lunes, que la letalidad en el país es del 6%, y que la posibilidad de las pruebas es de 30.3%.

Nuestro problema con el coronavirus es muy grave. Y se extenderá por mucho tiempo, porque la expansión comunitaria apenas ha afectado a la provincia Duarte, a la Vega parcialmente y podría iniciarse en Santiago. Cuando el virus sea comunitario en el Distrito Nacional, en la provincia Santo Domingo sabremos lo que es poner en tensión un sistema sanitario pobre, mal coordinado y con poquísima eficacia.

Preocupa e inquieta que el ministerio de Salud haya comenzado el domingo a ofrecer el dato de los recluidos en Unidades de Cuidados Intensivos. Muy tarde. El domingo dijo que había 99 personas en cuidados intensivos, y este lunes informó que las cifras aumentaron a 155 personas. Es decir, en un día el número de personas recluidas en UCI había aumentado en 56 casos.

Una situación inquietante: Las personas denuncian casos, reclaman apoyo de las autoridades, imploran que les hagan las pruebas y hasta se muestran en las redes sociales con debilidad y sin fuerzas para hablar o hacer sus reclamos. Esos casos son atendidos precariamente. No hay un registro alternativo, de alguna entidad de la sociedad civil, que represente a los usuarios que nadie atiende, a los que rebotan de los centros hospitalarios o de las clínicas. Y las autoridades no se sienten compelidas a responder.

¿Quién ofrecerá apoyo a los más desprotegidos? ¿Quién los representará? ¿Quién tomará sus demandas y las convertirá en detonante de un aumento de la atención o una extensión considerable de las pruebas?

Y finalmente, las mascarillas. No hay campañas consistente con el uso de las mascarillas. Nadie aparece, en nombre del gobierno, recomendando que se utilicen mascarillas, como forma de proteger a la población que realiza actividades en las horas que está permitido el desplazamiento. Únicamente el presidente de la República, cuando aparece en su despacho, reunido con funcionarios, utiliza él la mascarilla y los que le acompañan. Nadie más. El ministro de salud no la utiliza, y es el único vocero diario del gobierno.

Son temas que nos preocupan y demandan que nos ocupemos.