Aunque para algunos pudiera ser una decisión lógica, nosotros entendemos que la jefatura de la Policía Nacional acaba de cometer una injusticia y un atropello a la dignidad de todos sus miembros al ordenar el encarcelamiento del raso Daurin Muñoz, quien tuvo la valentía de colocar un video en las redes sociales denunciando los “sueldos cebolla” de los agentes policiales y poniendo en evidencia los métodos trujillistas que aún existen en esa entidad.

La Policía ordenó prisión contra el raso Daurin Muñoz. Un abuso descomunal. Luego fue puesto en libertad mediante un recurso de Hábeas Corpus y le fue entregado a su hermana, quien es oficial de la Policía Nacional. Daurin fue detenido en una celda del palacio de Justicia de la Ciudad Colonial. En realidad, la Policía Nacional debió reconocer la valentía de ese agente, que con soltura e inteligencia puso en evidencia que la reforma policial no depende de los actuales métodos trujillistas, que aún están vigentes, y que consisten en el insulto a la inteligencia y la dignidad de los agentes, y que esos métodos draconianos sobreviven en el poder que tienen los oficiales superiores, quienes pisotean sin razones la dignidad de quienes están por debajo de ellos.

Esto que puso en evidencia el raso Muñoz fue una denuncia que hizo el anterior jefe de la Policía Nacional, Mayor General Manuel Castro Castillo, cuando convocó a diversas personalidades en el Palacio de la Policía Nacional, para lanzar una propuesta de reforma de esa entidad.

La prisión del raso Muñoz es una evidencia de que la PN mantiene vivos los métodos trujillistas abusivos y desconsiderados, que prohiben la expresión de cualquier opinión. Por más autoritaria que desee ser la Policía Nacional, sus miembros son seres humanos, que viven en la República Dominicana, que ganan 16 pesos por una hora de trabajo y que tienen ingresos que son de miseria, y son agentes que salen a la calle a proteger a la ciudadanía, a exponer sus propias vidas frente a delincuentes. Lo que deja claro el video es que la Policía Nacional envía a las calles a estos agentes para que extorsionen a los ciudadanos, para poder tener transporte, comer, beber una botella de agua o realizar cualquier otra actividad.

Es una verguenza que la Policía Nacional haya actuado del modo en que lo hizo contra el raso Muñoz. Debió escucharlo, reflexionar con él sobre la realidad que está denunciando, que es cierta, y tratar de que el gobierno resuelva esa denigrante situación de los agentes policiales. Apresar al agente valiente y honesto es una barbaridad inaceptable, que refleja el pensamiento troglodita, abusivo, desconocedor de la dignidad humana de las personas que dirije hoy en la más alta instancia de la Policía Nacional. Por tanto, que detengan el abuso y que liberen de cualquier responsabilidad penal o sanción a Daurin Muñoz. Ese agente es un ejemplo de dignidad.