El sector turístico dominicano, encabezado por la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (ASOLADORES), está celebrando la XVII versión de su convención anual denominada DATE 2016. Punta Cana es el escenario de este encuentro.
Resalta Simón Suárez, presidente de ASONAHORES, la fortaleza del sector turístico dominicano, la capacidad que tiene y el potencial de desarrollo que aún le queda. República Dominicana es la potencia caribeña del turismo, y ha llegado ya a los seis millones de turistas por año.
En los últimos 15 meses se inició la construcción de 7 mil nuevas habitaciones, lo que representa un 11 por ciento de la oferta turística actual.
El este es la gran meca del turismo dominicano, con Boca Chica, San Pedro, La Romana, Bayahibe, Punta Cana, Bávaro, Cap Cana y ahora el desarrollo de los proyectos en Miches, emprendidos por el empresario Gustavo Cisneros.
El gobierno ha desarrollado obras de infraestructura y facilitado las inversiones turísticas, con generosas exenciones fiscales y una política de permisología que también contribuye al alcance de la meta de los 10 millones de turistas que se trazó el presidente Danilo Medina.
Nuevos proyectos turísticos se desarrollan en provincias como Samaná, Puerto Plata, Pedernales y Peravia. El proyecto Los Corbanitos en Baní representa un potencial relevante para el despegue del turismo en el sur, que pese a contar con un aeropuerto como el Internacional María Montez no ha podido desarrollar una oferta hotelera atractiva y suficiente para soportar una demanda mayor a la que actualmente tiene.
Hay renglones en los que avanzamos poco a poco, como el turismo de cruceros, el turismo ecológico y de montañas o el turismo cultural y de ciudades históricas. Muchos recursos están disponibles y son parte de los atractivos de la República Dominicana.
Nos hemos vendido, sin embargo, como un país de turismo de sol y playa, y de turismo barato, con el "todo incluido" como política general. Salvo algunas empresas excepcionales, esta es y ha sido la característica del turismo dominicano.
Hace falta un esfuerzo adicional. Las nuevas habitaciones que se construyen son para lo mismo que ya existe. Habrá que esperar los proyectos que vienen relacionados con Bahía de las Aguilas, Cabo Rojo y todo el litoral de Pedernales, en donde existe un extraordinario potencial, de una belleza impresionante y explotable comercialmente, sin que represente un daño o deteriore el medio ambiente. Es un desafío de las autoridades del gobierno conseguir buenas inversiones, proyectos atractivos, rentables, vinculados al medio ambiente y que representen ganancias para los inversionistas.
Sin embargo, como telón de fondo de todo el potencial y la explotación de nuestro país turísticamente, tenemos la apertura del turismo cubano. Cuba no tiene capacidad hotelera como República Dominicana, pero puede desarrollarla. Tiene las condiciones, la belleza, las playas, el sol, la cultura, la historia y tiene además un entorno de seguridad y de capacidad de atención por un personal bien preparado, que podría ser un desafío para el turismo dominicano.
Estados Unidos, Canadá, México, Argentina, Colombia y países caribeños como Jamaica, sin contar Venezuela, están logrando acuerdos con Cuba en materia turística.
Lo que podría venir en los próximos años es una explosión del turismo internacional hacia Cuba, por todo su potencial, y por la curiosidad que genera, pero también por la seguridad y por un posible desarrollo agresivo de sus autoridades hacia este sector, que muestra con claridad una gran capacidad de generar riquezas, con la presencia de inversionistas privados. La economía cubana se abrirá a la inversión extranjera y uno de los renglones más atractivo será el turismo, como ya lo vieron los inversionistas españoles que iniciaron hace años con las autoridades de Cuba.
Por tanto, el gran desafío del turismo dominicano es seguir su desarrollo, explotar nuestras fortalezas, mejorar nuestro entorno de infraestructura y seguridad, sin perder de vista lo que están desarrollando los cubanos con su turismo. Tal vez sea el momento de pensar en alianzas de turismo multidestino. Y hacerlo seriamente, sin descuidar nuestras fortalezas como país que mejor ha explotado su riqueza turística en la región.