El presidente Danilo Medina, bajo la presión de acontecimientos inesperados, ha tenido que ir adecuando su estilo y su proyecto a las nuevas circunstancias. Cada día un hecho complejo lo atrae, lo preocupa y se ve obligado a tomar posiciones o a guardar silencio. Las críticas no han sido pocas.
Se dijo, desde la presidencia de la Sociedad Dominicana de Diarios, que el presidente no hablaba con los medios de comunicación, que su gobierno había adoptado la costumbre de hablar a través de notas de prensa, que era un presidente poco comunicativo. Y ha tenido que comenzar a hablar con los periodistas. Recientemente lo ha hecho en varias ocasiones.
Cuando se celebró el almuerzo aniversario de la Asociación de Industrias de la República Dominicana, Danilo Medina asistió y escuchó un discurso del orador invitado, Franklin Báez Brugal, en que se cuestionó el enriquecimiento ilícito de los políticos, la impunidad imperante en la sociedad dominicana, un crecimiento del producto Interno Bruto que no redistribuye la riqueza, entre muchas otras críticas.
Danilo aprovechó la invitación de la Fundación Institucionalidad y Justicia, con motivo de su 25 aniversario, y ofreció una conferencia en que explicó sus conceptos sobre transparencia, lucha contra la corrupción y las acciones que ejecuta su gobierno para hacer frente al flagelo de la corrupción. Aunque no lo mencionó por su nombre, se entiende que estaba respondiendo las críticas de Franklin Báez Brugal.
Hay muchas denuncias de corrupción generalizada en la administración pública. Hay exigencias de que sea cerrada la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), hay crisis de credibilidad en el poder judicial. Hay evidencias de jueces que venden sentencias. Hay consejeros del Poder Judicial implicados en actos ilícitos. Hay dudas, incluso, sobre la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, y el doctor Mariano Germán ha tenido que salir esta semana a dar explicaciones.
El país no sale de una situación vergonzosa, incluso frente a los organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, donde nuestro representante en la sede principal de Nueva York, fue apresado por vínculos con fraude y soborno. Un banco local fue quebrado por sus funcionarios, y un funcionario del gobierno estaba vinculado, de acuerdo con el Ministerio Público, con esos defraudadores.
La Fundación Institucionalidad y Justicia acaba de pedir que sea investigada la reconstrucción del Hospital Darío Contreras, una iniciativa y ejecución de este gobierno, por la Dirección de Contrataciones Públicas, encabezado por Yokasta Guzmán, ha emitido un documento del que se desprenden responsabilidades penales contra los que ejecutaron la obra.
Este cuadro hay que vincularlo con los problemas políticos, relacionados con la candidatura a la reelección del presidente Danilo Medina. Tensiones en su propio partido, gente que renuncia o que cuestiona la asignación de candidaturas irregularmente, con democracia, sin convención. Hay tensiones con los seguidores de Leonel Fernández, presidente del PLD. No cuajan las negociaciones finales con los reformistas.
Y la Policía Nacional la emprende ilegalmente contra unos manifestantes frente a la OISOE, que el martes se presentaron a pedir el cierre de esa oficina. Ese atropello no encaja en el gobierno del presidente Danilo Medina. No se entiende las razones que se alegan para impedir que unas cuantas personas protesten por la corrupción en la OISOE.
Y que en cambio, la Policía y miembros de las entidades armadas del país golpeen, pateen, utilicen gas pimienta y arrastren por las calles a miembros de instituciones sociales que reclaman transparencia y combate a la corrupción es un contrasentido. Hace apenas unos días, en FINJUS, el presidente Medina solicitó una alianza entre el gobierno y la sociedad para combatir la corrupción. Por eso, no se entiende que se actúe de forma tan violenta con quienes protestan la corrupción.