Danilo Medina, presidente dominicano, se reunió en privado con su colega provisional haitiano, Jocelerme Privert, quien le ofreció el dato de que las próximas elecciones haitianas serán el 9 de octubre de este año.
Al momento del inicio del encuentro, Danilo Medina saludó a Privert con una primera pregunta que fue respondida rápidamente por Privert: Cuándo habrá elecciones en Haití. Esas elecciones son importantes, porque permitirán que Haití retorne a la normalidad sucesora del ejercicio del poder, que dejó en febrero pasado el presidente Michel Martelly.
En Haití hay mucha inestabilidad. Privert tiene poco apoyo político y su capacidad de maniobra está limitada, porque en este momento el Congreso le impide actuar, bajo el argumento cierto de que fue designado para organizar nuevas elecciones y no para quedarse en el poder. La fecha límite que tenía para organizar las elecciones era hasta abril 24, lo que no fue posible. Luego se dijo que sería el mes de junio, y tampoco es posible. El Consejo Electoral Provisional ya escogió la fecha del 9 de octubre para las elecciones presidenciales. Con retraso, es un avance.
República Dominicana tiene muchos temas pendientes con Haití, y no podrá avanzarlos con un gobierno provisional como el de Privert. Por ejemplo, existe un bloqueo oficial de Haití sobre 23 productos dominicanos en su entrada terrestre a ese país. El déficit en nuestra balanza comercial es de aproximadamente 400 millones de dólares.
Quien está manejando la política haitiana hacia República Dominicana en este momento es un personaje con relaciones y conexiones en República Dominicana, pero con cierto resabio y odio hacia lo dominicano: Jean Max Bellerive, quien fuera primer ministro en el momento del terremoto que destruyó Puerto Príncipe y que facilitó los negocios de construcción de algunos políticos y funcionarios dominicanos.
Danilo Medina, como presidente dominicano, debe estimular el desarrollo de la institucionalidad democrática de Haití. Claro que también debe conocer lo que está ocurriendo internamente. No hay actores interesados en la mediación. Ese país está muy dividido y casi impedido de tomar decisiones por consenso.
Una comisión de personalidades designada por el actual gobierno provisional analizó las elecciones de primera vuelta de Haití y encontró irregularidades insalvables. Por tanto, con apenas un 25% de los votos emitidos sugirió la anulación de la primera vuelta que dejó como candidatos a Jude Celestin, de la oposición, y a Juvenal Moise, del partido de Michel Martelly. El Consejo Provisional Electoral aceptó la sugerencia.
Las elecciones del 9 de octubre serán a partir de cero. Por tanto, habrá muchos candidatos. Tal vez haya acuerdos, alianzas, coaliciones. Pero los dos políticos de oposición más importantes están irremediablemente enfrentados: Los ex presidentes René Preval y Jean Beltrand Aristide. Eran aliados, pero ahora no lo son. Y pareciera imposible que se pongan de acuerdo para encontrar una fórmula unitaria para que Haití salga de la inestabilidad y de la miseria ancestral en la que ha estado.
La pregunta de Danilo Medina a Privert no fue ociosa. Haití necesita elecciones. Si Privert intentara quedarse en el poder sería otra catástrofe para ese país. La comunidad internacional que aún sostiene la economía haitiana quiere elecciones y desea estabilidad. Incluso ansía algún tipo de acuerdo de los haitianos para enfrentar las tareas fundamentales de la reconstrucción de ese país, luego del terremoto. Algo insólito, que no se ha logrado.
Los candidatos que habían quedado para la segunda vuelta electoral no han acogido de buen ánimo la decisión de anular las elecciones de primera vuelta. Sin embargo, es una forma de salir adelante y de retornar a la legalidad y transparencia. Privert está tomando decisiones para la entrega del poder, y eso es muy importante.