El gobierno del presidente Danilo Medina concluye su primer período 2012-2016, el próximo 16 de agosto, y de inmediata se inicia su segunda gestión de gobierno 2016-2020.
Es decir, que agosto es el punto de inflexión entre el gobierno que concluye y el gobierno que se inicia. Ambos gobiernos tienen a la cabeza al presidente Danilo Medina y a la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández.
La nueva gestión comienza sin la deuda contraída con Leonel Fernández, presidente de la República en dos períodos consecutivos, quien hizo un gran esfuerzo para que Medina y Margarita ganaran las elecciones del 2012, y por tanto a quien Danilo estaba en el deber de agradecer sus aportes. Ya no existe esa deuda, aunque no se entienda la forma en que se hicieron los pagos.
La nueva gestión de Danilo se inicia con un Congreso Nacional más comprometido con el presidente y su gobierno. Ahora el Congreso será de Danilo Medina, sin discusión, incluyendo un Senado encabezado por Reinaldo Pared, hombre de Danilo, y una Cámara de Diputados encabezada por Lucia Medina, hermana de Danilo.
El gabinete gubernamental será, sin dudas, una hechura de Danilo Medina, esta vez sin las trabas que imponía el equilibrio de fuerzas en el PLD con un Leonel Fernández poderoso, que salía del gobierno pero tenía consigo el poder de las altas cortes.
Por tanto, el gobierno de Danilo Medina para este período 2016-2020 será más de Danilo Medina. Como decía Don Antonio Guzmán, este será “Mi gobierno” en el buen sentido de la palabra y responderá más que a nadie a lo que diga y desee Danilo Medina.
Por tanto, no habrá excusas. Lo que se haga o se deje de hacer será responsabilidad exclusiva de Danilo Medina. Así ha sido en los primeros cuatro años, pero con algunas limitaciones. Los rejuegos del poder, las presiones externas, las fuerzas que tienden al equilibrio son responsables de algunas decisiones enojosas, difíciles de explicar que solo se justifican porque la “unidad del partido” debe ser preservada.
En nuevo período de gobierno que inicia en dos semanas será de factura enteramente danilista. Parafraseando a Joaquín Balaguer, este segundo gobierno será lo que Danilo Medina “soñó desde niño”.
El gabinete del nuevo gobierno se explicará en función de lo que desea Danilo Medina que reciba la sociedad dominicana. Como el mismo presidente ha dicho con claridad que será su “último mandato”, entonces no habrá ataduras a cuestiones políticas circunstanciales, ni miedos a consecuencias políticas personales. El gobierno será la más pulcra y decidida realización gubernamental del mejor gobierno que Danilo Medina haya concebido desde que se inició en la política, desde muy joven en su natal San Juan de la Maguana.
Un gobierno para el bien y la prosperidad de la sociedad dominicana. Sin adherirse a las políticas oportunistas o clientelares a que nos tienen acostumbrados los partidos políticos. Con Danilo al mando, sin aspiraciones a perpetuarse en el poder, las cosas marcharán bien y se tomarán las decisiones más ajustadas a nuestras circunstancias.
Las únicas dificultades posibles es que la concepción de Danilo Medina sobre la sociedad sea limitada, y que haya establecido convenios internos para promover o favorecer algún alfil suyo que se quede con la presidencia de la República, y limite sus decisiones a esa conveniencia. Eso lo alejaría del PLD y lo llevaría más a un cerco entre los suyos. Y la otra sería que él mismo no esté convencido de que este será su “último mandato”, y que desde ya comience a pensar en las formas para quedarse en el poder y ser de nuevo candidato presidencial en el 2020.
Una decisión como esta sería muy riesgosa y pondría a Danilo en un carril de apostar todo lo que ha ganado en los últimos cuatro años, para aprobar un nuevo cambio en la Constitución y arriesgar hasta la unidad de su partido, y poner en riesgo la misma estabilidad del sistema democrático, ya colapsado en su régimen electoral en el 2016.
¿Suena raro? No, es un asunto para comenzar a pensarlo con tiempo, tomando en cuenta la próxima elección en el Senado de los miembros titulares de la Junta Central Electoral. Esa será la primera señal.