Los países donde existe interés y preocupación por la decencia y la transparencia se hacen respetar tan pronto se dan a conocer datos que resultan escandalosos y que ponen en duda la calidad y el costo de las obras que se levantan con recursos públicos.
Por ejemplo, el gobierno dominicano ha creado veedurías en las instituciones públicas para vigilar que la ejecución presupuestaria es adecuada, para observar las compras y contrataciones, y para poner un límite a los funcionarios que se creen dueños y señores del presupuesto nacional.
La comparación técnica rigurosa que hizo para Acento.com.do el ingeniero Martín Concepción Muñoz no deja lugar a dudas, quienes tuvieron a su cargo los costos del edificio de estacionamientos de la UASD no se esforzaron en ser austeros, en evitar el derroche del dinero del Estado
Lo que no se entiende es la indiferencia de los funcionarios responsables de la transparencia, de la ética y de la integridad en la función pública, ante casos que en cualquier otro país serían motivo de escándalo. Por ejemplo podemos citar lo ocurrido con el edificio de estacionamientos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), cuyo costo sobrepasa en más de 700 millones de pesos a un edificio de estacionamiento mayor construido en otra entidad pública, el Banco Central de la República Dominicana.
La comparación técnica rigurosa que hizo para Acento.com.do el ingeniero Martín Concepción Muñoz no deja lugar a dudas, quienes tuvieron a su cargo los costos del edificio de estacionamientos de la UASD no se esforzaron en ser austeros, en evitar el derroche del dinero del Estado.
Hechos como estos no debían quedarse simplemente en la denuncia y la indignación que genera en la ciudadanía. La gente quiere y necesita de un Estado que le cuide sus intereses, que son los intereses comunes a todos y cada uno de los ciudadanos dominicanos.
El Gobierno del presidente Danilo Medina ha agotado su primera mitad, y si bien es un hecho que el gobernante goza de unos niveles de aprobación y popularidad nunca vistos, no se debe descuidar.
Tradicionalmente, las administraciones de gobierno dominicanas suelen entrar en una especie de tiempo de descuido y cansancio al llegar a sus últimos dos años, y se descuida la vigilancia y la supervisión, el celo de quienes tienen que velar por la transparencia y el uso racional de los dineros del pueblo puestos a su cuidado.
A partir de ahora, de manera especial, debe el equipo de gobierno del presidente Medina esforzarse por mantener la disciplina administrativa, por practicar una verdadera austeridad y por demostrar con los hechos que se trabaja con transparencia.
Lo contrario equivaldría a tirar por la borda lo que hasta ahora ha logrado esta administración del presidente Danilo Medina.
Cuando se trata de proteger los recursos públicos no valen olvidos, descuidos y ni excusas.