Se denomina telemedicina,  telesalud o e-medicina a los servicios de salud prestados de manera remota o a distancia. Consiste básicamente en exámenes y consultas de salud valiéndose de medios tecnológicos de telecomunicación. Se practica cuando al profesional de la salud le resulta imposible o muy difícil realizar una visita o recibir en un consultorio a los pacientes. En este caso, los pacientes se comunican con sus facultativos desde sus casas utilizando los recursos tecnológicos que tienen en sus hogares, a través de un kiosko estratégicamente localizado o por medio de un equipo (kit) especial diseñado para estos fines.

En países donde la práctica de la telemedicina se ha generalizado, el paciente puede bajar a sus dispositivos electrónicos aplicaciones especiales que son ofertadas por grupos de médicos dedicados a los cuidados primarios de la salud. Otras veces estas aplicaciones, con sus equipos o kits, forman parte de los beneficios laborales de la empresa donde trabaja el paciente.

Después de describir los síntomas e informar del propio historial clínico a través de la aplicación y valiéndose de los equipos adecuados, el paciente es remitido automáticamente a un médico que procede a realizar la evaluación clínica de los síntomas tomando en cuenta los datos teletransmitidos con suficiente confiabilidad.  El contacto entre el médico y el paciente termina con las instrucciones prácticas dadas por el médico, como por ejemplo, detener determinado medicamento o reducir la dosis. Pero también puede terminar con la entrega de una prescripción para ir al hospital inmediatamente o con la indicación de una cita para una fecha posterior dentro de un calendario preestablecido por el prestador de salud.

Hasta el momento, existen tres formas fundamentales de telemedicina. La primera es la telemedicina interactiva. Esta consiste en la comunicación entre paciente y médico en tiempo real. Las consultas se suelen realizar en la casa del paciente o en un kiosko especializado. La consulta se puede realizar a través del teléfono o de videoconferencias, las cuales deben de cumplir con las debidas reglas de privacidad. La segunda forma es la telemedicina asincrónica. Esta consiste básicamente en compartir los resultados de los análisis de un proveedor de servicios de salud con otro proveedor de salud con vistas a completar o perfeccionar el diagnóstico. Es lo que hacen hoy día muchos laboratorios que permiten acceder a los resultados de los análisis a través de internet por medio de un código. Por último está el telemonitoreo. Como su nombre lo indica, consiste en monitorear a distancia los signos vitales del paciente a través de medios de telecomunicación.

La telemedicina ha crecido enormemente en los últimos años, entre otras razones, por los ahorros de energía y de tiempo que ofrece. Eficientiza además la atención, sobre todo en los casos que no ameritan un examen muy complicado del paciente. Puede decirse que la telemedicina es muy adecuada y recomendable para los casos no complicados. Pero no parece recomendable cuando se practica de manera superficial y con el objetivo de evitar los casos complicados. En estos casos puede llegar, incluso, a ser perniciosa.

En estos momentos de pandemia existe el riesgo de llamar telemedicina a una simple llamada a un médico amigo para que nos ayude a paliar rápidamente un malestar; o para que nos dé un consejo cariñoso en un momento de angustia porque creemos tener los síntomas del COVID-19.

La tentación de llamar telemedicina a algo que no lo es puede atrapar tanto al paciente como a los profesionales de la salud que en estos momentos tienen tanto miedo a contagiarse como sus propios pacientes. Esto puede resultar contraproducente no solo para cada caso individual, sino también para que se pueda enfrentar la pandemia de manera eficiente. Bien usada la telemedicina puede ser un excelente aliado en estos momentos. Para ello, entre otras cosas, se deberán de garantizar la conveniente remuneración de los profesionales de la salud (pues se trata de un auténtico servicio profesional) como el reconocimiento de las prescripciones y recetas que se hagan de manera electrónica.

Acento invita a la Comisión de Alto Nivel para la Prevención y Control del Coronavirus a crear protocolos adecuados que permitan en este momento el comienzo de una práctica responsable y profesional de la telemedicina en suelo dominicano. El fruto de esta iniciativa no se verá solo en el presente, sino sobre todo en el futuro, por tantas cosas útiles y beneficiosas que estamos aprendiendo con el uso masivo de las tecnologías de telecomunicación.