Los aspirantes a las alcaldías más importantes del país, incluyendo el Distrito Nacional, Santo Domingo Este, Norte y Oeste, además de Santiago, han trabajado hasta ahora con cierta comodidad. Han trabajado organizando su campaña, adaptando sus movimientos a las posibilidades de los candidatos presidenciales de sus respectivos partidos. Todo ha ido viento en popa, según lo que han planeado. Este ha sido el tiempo de la comodidad en la campaña electoral.
Lo que queda de tiempo para las elecciones municipales, menos de un mes, indica que ha llegado el momento de salir de la zona de confort y comenzar el careo y la confrontación de sus agendas con sus adversarios, que llegó el momento de debatir programas, propuestas y contrastar sus ideas con las de otras organizaciones políticas, para que los votantes tengan la oportunidad de evaluarlas y escoger la mejor de ellas.
La Conferencia del Episcopado Dominicano ha dicho con mucha claridad que los votantes deben escoger las propuestas de los aspirantes a posiciones electivas y no las caras de los aspirantes. Y ha recomendado a los que quieren dirigir ayuntamientos a presentar ideas y propuestas a sus electores.
Los medios de comunicación están interesados en promover los debates, lo mismo que organizaciones empresariales y de la sociedad civil. La Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios realizará varios debates, mientras que la Fundación Institucionalidad y Justicia y Participación Ciudadana, cada uno por su lado, han promovido las firmas de pactos por la buena gobernanza, la transparencia y el buen gobierno municipal. Celebramos cada una de estas actividades.
Las elecciones municipales son una oportunidad para que los aspirantes a los gobiernos locales promuevan sus agendas, amarren nuevas alianzas, identifiquen enfoques coincidentes y promuevan oportunidades de mejoras, que incluyan a los munícipes y la consecución de objetivos que vayan más allá del terreno local, como puede ser el turismo en el Gran Santo Domingo o específicamente en la Ciudad Colonial de Santo Domingo.
Adicionalmente, cada aspirante a alcalde, en el municipio grande o en el pequeño, es un candidato a posiciones más elevadas en el futuro, y presentar bien sus ideas, defenderlas con coherencia y claridad, dominar con propiedad los problemas e identificar soluciones, es la mejor manera de vender una imagen de más importancia. El ascenso político es parte de una construcción como ciudadano y como funcionario, y si se actúa con eficiencia como candidato y posteriormente en el desempeño del cargo, más rápidamente se obtiene el reconocimiento y finalmente el premio de los electores.
Que ningún aspirante tenga miedo a debatir sus ideas, ni a confrontarlas con el adversario. En el debate se forjan los líderes.