Esta semana que acaba de transcurrir ha sido luctuosa y dolorosa con intensidad por la secuencia de fallecimientos de ciudadanos notables, que han rendido servicios al país desde diversas actividades en las que se destacaron.
Esas muertes nos enlutan. Con el paso de los días sentimos el silencio y el espacio vacío de ciudadanos y ciudadanas como Ana María Acevedo, socióloga, investigadora social, política, militante del Partido Revolucionario Moderno y diputada al Parlamento Centroamericano. Pese a discutir en la política partidaria, a ministrando intereses y valoraciones, como eran sus encuestas de percepciones políticas, siempre fue fiel a sus convicciones y no cedió a las presiones ni a las insinuaciones de desviarse de los patrones en los que había fundado su trabajo. Paz a sus restos y solidaridad con sus descendientes, familiares y con su esposo, el licenciado Radhamés Abréu.
El fallecimiento del maestro de la plástica Aquiles Azar es una pérdida significativa para el arte dominicano, porque este artista dejó un sello personal, con una profundidad y calidad discursiva a través de sus lienzos. Aquiles Azar está inscrito en la historia mayor de la pintura dominicana, junto con Soucy Pellerano, Guillo Pérez, Fernando Ureña Rib y Cándido Bidó, recientemente fallecidos. Nuestras condolencias a los familiares del maestro Aquiles Azar, a quien el artista Thimo Pimentel le dedicó recientemente un encuentro y exposición internacional en el Museo de Arte Moderno.
El fallecimiento del ejecutivo de Color Visión, Manolo Quiroz, es también un hecho doloroso y una pérdida para la televisión dominicana. Siempre atento y solidario, buen amigo, Manolo Quiroz estuvo siempre en Color Visión, junto a Don Poppy Bermúdez, y fue Quiroz quien consolidó esa empresa y la posicionó como una de las más relevantes en la industria de medios de comunicación del país. La ida de Manolo Quiroz deja una estela de luto entre productores, realizadores, técnicos, conductores de televisión, y por supuesto entre empresarios del ramo, que será difícil llenar en un momento tan especial para las empresas de televisión. Paz a sus restos y solidaridad con sus familiares y compañeros de labores durante tantos años.
Juan Sánchez, más conocido como el capitán Sánchez, fue un agente policial memorable en los años 60, 70 y 80 en la sociedad capitalina. Falleció esta semana a los 92 años. Había nacido en Valencia, España, y era un agente policial especial, con interés en organizar el tránsito en las principales vías de la capital. Tenía su propio programa de televisión y de dedicaba a incentivar la educación ciudadana en materia de transporte. Hizo una historia, y para quienes le conocieron eras una persona de un profundo compromiso social.
El doctor Miguel D.Mena escribió en Acento un artículo sobre este hombre de bien, y dijo que “El Capitán Sánchez se hizo dominicano a carta cabal. Gratitud a alguien que supo hacer como nadie su trabajo, con respeto, con muchísima dedicación y con amor.”. Paz a sus restos y solidaridad con sus familiares y descendientes.
El cardiólogo Héctor Mateo, ido esta semana, fue un corazón noble, honrado a carta cabal, dedicado, profesional, que siempre se destacó por su filantropía y dedicación. Fundó instituciones como el Instituto de Cardiología, hizo campañas educativas insistentes sobre las caminatas como forma de consolidar la salud y prevenir afecciones cardíacas y se convirtió en un emblemático profesional de esta área tan vital de la salud. El doctor Mateo fue presidente de la Junta de Directores de la Asociacion Popular de Ahorros y Préstamos (APAP), en donde desarrolló una vigorosa campaña ética en defensa de los valores y honestidad de los miembros de esa institución, cuando fueron defraudados en el el año 2003. Fue una gran batalla en la que su honradez y valentía sobresalió ante el fraude y la triquiñuela. Paz a sus restos y que el pa;is lo recuerde con los honores que merece. Solidaridad con sus familiares y compañeros de labores en todas las entidades de bien en que estuvo y dejó su sello.
Lope Balaguer era conocido como El Cantantazo, por su voz, su maestría, su vigencia y su apego al cancionero dominicano, el que divulgó como pocos artistas. Su fallecimiento esta semana es también una pérdida sensible para el mundo del arte y de la música en el país. Paz a sus restos y condolencias a todos sus familiares.