Durante los años de mayor tensión de la Guerra Fría, las potencias que se disputaban la hegemonía mundial jugaban a subir y a derrocar gobiernos, según se tratara de gobernantes afines a sus planes de expansión y control internacional.

Así, en zonas controladas por la Unión Soviética los países débiles influidos por Moscú podían ver subir y caer gobernantes; u observar cómo eran protegidos los cuadros políticos útiles para los planes soviéticos. No importaba que se tratara de tiranos absolutistas y despiadados, que nada tenían que ver con la utopía socialista.

Lo del supuesto peligro de un colapso del sistema es el mismo argumento falaz y ridículo al que echaron mano los diputados para defender el dinero del "cofrecito" y otros privilegios irritantes que ellos mismos se otorgaron de manera ilegal. La Guerra Fría quedó atrás, y ya no hay cuadros intocables para ningún sistema. A los políticos corruptos sólo los puede proteger una justicia débil, cómplice o tendente a la venalidad. Nada más

De igual manera, en las zonas bajo control de los Estados Unidos, como América Latina, ocurrían cosas similares a las que propiciaban los soviéticos en los países bajo su influencia.

Entonces muchos países latinoamericanos sufrieron crueles dictaduras amparadas por Washington. No hubo dictador que no contara con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, siempre y cuando se mostrase dispuesto a perseguir a todo el que se declarara o pareciera comunista o de ideas coincidentes. Y estos dictadores proclamaban a boca llena que mantenían en pie el sistema democrático en contraposición a un supuesto "peligro comunista".

En esos años difícilmente prosperaba en América Latina una demanda judicial contra un político corrupto o violador de derechos humanos, si se trataba de un incondicional de Estados Unidos.

Primaba la idea de "proteger a los cuadros del sistema", porque sin éstos podría colapsar y dar paso al socialismo marxista o simplemente a un gobierno no agradable para Washington.

Se buscaba a toda costa evitar que "este sistema" se desacreditara enviando a juicio o a prisión a sus líderes, porque eso beneficiaría a la propaganda del "otro sistema".

Esa etapa histórica en gran medida ha sido superada. Ya el sistema (¿democrático?) no se pone en riesgo ni peligra porque a un político de cualquier partido, sin importar su influencia ni el poder y la fortuna acumulados, sea sometido a la justicia por corrupción u otros delitos o crímenes.

Los que hoy están apelando en la República Dominicana al chantaje de que la sociedad dominicana "no resistiría" un juicio de fondo contra el senador Félix Bautista y compartes, están totalmente equivocados, fuera de la realidad.

Lo del supuesto peligro de un colapso del sistema es el mismo argumento falaz y ridículo al que echaron mano los diputados para defender el dinero del "cofrecito" y otros privilegios irritantes que ellos mismos se otorgaron de manera ilegal.

La Guerra Fría quedó atrás, y ya no hay cuadros intocables para ningún sistema. A los políticos corruptos sólo los puede proteger una justicia débil, cómplice o tendente a la venalidad. Nada más.