Diciembre entró con un viento frío, húmedo, y decidimos rechazarlo. No lo queremos, por la tristeza que nos trajo con la partida de Carmen Suárez, nuestra editora de fotografía. Carmen Suárez trabajó durante 11 años con los profesionales del periodismo que integramos Acento.com.do.

Además de sus labores en otros medios, estuvo en Clave y Clave Digital, y siendo fiel a su empeño profesional, a su entrega al trabajo, dio continuidad a través de Acento.com.do a lo que habíamos iniciado en el 2004.

Pero llegó este diciembre húmedo y triste y nos la llevó. Era la primera en entrar a la redacción en la mañana, cada día. Este jueves se había anunciado el tradicional perico ripiao del Banco del Progreso, que al llegar diciembre anima las redacciones de los medios de comunicación para celebrar la llegada de la navidad.

Carmen Suárez estuvo en la recepción del equipo del Banco del Progreso, mientras organizaba su trabajo del día y planificaba otras tareas pendientes. Gustavo Olivo Peña conversó con ella sobre el merengue dominicano, declarado por la Unesco como patrimonio intangible de la humanidad, y ella pensaba que entre los celebrantes de esa declaración debía estar su admirado Omega. Coordinó trabajos pendientes con la Dirección del medio y, como siempre, aspiraba a que todo fuese rápido, ágil.

La redacción de Acento y el equipo de productores y talentos de AcentoTV se animaron con el perico ripiao, y Carmen Suárez fue la primera en invitar a Juan Esteban de la Rosa a bailar. Resultó su último baile. Mientras danzaba se desvaneció en algo que todos interpretamos como un desmayo. De inmediato se buscó un médico, el doctor Raúl Fontana, quien brindó allí mismo los primeros auxilios. Rápidamente se llamó una ambulancia del sistema 911, que llegó y Carmen fue trasladada al Centro Médico Dominicano, donde llegó sin latidos ya, pese a los esfuerzos del personal profesional que le acompañó en los últimos minutos de vida.

El ingeniero Plinio Pérez, su esposo, y sus hijos Alex y Junior Pérez Suárez, recibieron información oportuna sobre la gravedad de Carmen. Cuando finalmente las informaciones que recibimos eran irreversibles, en las instalaciones de Acento nadie quería creer que aquello estaba pasando.

Carmen fue una compañera leal, amiga, dedicada a su trabajo, que ejercía con plena competencia, y se ganó un amplísimo respeto entre quienes la conocían por la calidad y calidez de su trato con los demás, por su honradez, por su entrega a su familia y en particular a sus hijos. Una compañera de cualidades especiales, difícil -para no decir imposible- de reemplazar.

Nuestro homenaje a Carmen, a la periodista, a la profesional del lente, a la trabajadora incansable, para la que no había obstáculos en el cumplimiento del deber. También recordaremos a la mujer consciente, comprometida, progresista, que siempre conservaba una sonrisa para todo el mundo, la innovadora, la hermana.

Por eso, por la Carmen ahora ausente, es que no aceptamos la entrada de este viento frío y húmedo de diciembre. En particular de este primero de diciembre que nos anuncia unas fiestas navideñas que ya no serán las que esperábamos, sino algo triste o lúgubre. Por la ausencia de Carmen, a quien tendremos siempre presente en nuestras memorias y en nuestros corazones.