Mucho ruido está creando la llamada defensora del pueblo con sus declaraciones contra el Senado de la República y la Cámara y Diputados por el proyecto de donar los terrenos de la Cueva de la Maravilla a la institución que los ha puesto en valor y defendido como área protegida durante casi catorce años.

Quienes conocen el trabajo que realiza la Fundación-Patronato Cueva de las Maravillas están bien al tanto de las muchas batallas que esta institución ha tenido que librar para evitar que este monumento natural sea depredado por funcionarios venales (como ocurrió en el 2010) y bandas de invasores de las tierras del CEA como está ocurriendo en estos mismos momentos.

Se ha quejado esta institución ante las autoridades de San Pedro de Macorís (GobernacIón y Policía Nacional) a quienes ha solicitado el desalojo de los invasores que hoy ocupan ilegalmente casi tres mil tareas de tierra, y nada ha pasado.

Soprende que quienes dicen defender ese patrimonio natural y cultural a quien objetan que los cuide es al que ha sido su más dedicado defensor, esto es, el Patronato-Fundación Cueva de las Maravillas, Inc.

En ocasiones anteriores esta institución ha identificado y sometido a la justicia a violentos ladrones que han penetrado en los terrenos del parque en horas de la noche para robar caobas disparando sus armas de fuego contra los guardianes del parque.

Dice la defensora del pueblo que esos terrenos son y deben ser patrimonio del pueblo. Estamos de acuerdo. Ha sido justamente ese el propósito de los últimos tres presidentes de la República, y del Senado de la República, cuando han ratificado el contrato de donación a la Fundación Patronato para que esta institución se los cuide celosamente al pueblo, como lo hecho hasta hoy.

La pregunta que les hacemos hoy a los ecologistas de la Academia de Ciencias y a la defensora del pueblo es si ellos creen que la cueva y sus terrenos aledaños estarán mejor defendidos por el CEA y otros funcionarios públicos que por la Fundación-Patronato que ha desarrollado este parque temático y lo ha defendido como valioso monumento natural, evitando que los depredadores durante estos últimos tres lustros se los lleven como ya han hecho con una gran cantidad de terrenos públicos en todo el territorio nacional.

Si el CEA es más confiable que la Fundación-Patronato Cuevas de las Maravillas, que ha realizado una gran labor, que Dios nos proteja. Lo paradójico de este caso es lo complicado que resultan los caminos para defender, proteger y promover un patrimonio que es y seguirá siendo de la sociedad dominicana. Ponerlo en manos del CEA es trillar el camino del pillaje.