La informaciones son esperanzadoras, y en todo el mundo comienza a respirarse un ambiente de tranquilidad y sosiego. Las elecciones en los Estados Unidos han ofrecido un resultado de esperanza, pues la decencia y la honradez están vivas y mantienen en alerta el espíritu del pueblo norteamericano. Eso eso primer lugar.

Y en segundo lugar la empresa farmacéutica Pfizer acaba de anunciar que ha desarrollado una vacuna contra el Covid-19 que es efectiva en un 90 por ciento, y que los detalles que faltarían para colocarse en el mercado son mínimos. El desarrollo ha sido exclusivamente privado, sin fondos estatales, y se espera que a partir de enero comience a fluir en el mercado mundial.

Otras 10 vacunas están avanzando, en manos de igual número de empresas, universidades y laboratorios de investigación científica. Esas empresas han utilizado metodologías iguales a las de Pfizer, y también podrían tener anuncios positivos antes de concluir el 2020.

Resulta sumamente positivo que organismos como la Organización Mundial de la Salud reciban con aliento estos datos, y ya estén preparándose para apoyar una distribución justa de las vacunas, sin que el mercantilismo sea en factor determinante. Las acciones de Pfizer en la Bolsa de Valores han crecido extraordinariamente. Eso representa ganancias para la empresa. La OMS podría recibir nuevamente la filiación de los Estados Unidos, lo mismo que los acuerdos sobre el cambio climático que se firmaron en París, de donde el gobierno saliente de Estados Unidos se desvinculó.

Estamos hablando de noticias alentadoras. Internacionales y nacionales. Ambas informaciones (elecciones en Estados Unidos y vacuna contra el Covid-19 confirmada por Pfizer) tienen un impacto local positivo. El turismo podría reactivarse con más prontitud que lo previsto, y las relaciones comerciales, políticas y culturales con Estados Unidos podrían ser mejores para toda América Latina y el Caribe. Tal vez los países de la región dejemos de ser países de mierda, como fueron calificados Haití y El Salvador en un momento por el presidente de los Estados Unidos.

La otra información alentadora es el inicio formal del nuevo año escolar dominicano 2020-2021, con una realidad transformada, con virtualidad, telepresencialidad y una revolución tecnológica y pedagógica que impacta en la escuela formal y en los hogares de 2.8 millones de estudiantes.

Habrá que tomar los meses que están faltando para concluir el 2020 para sacudirse y retomar el camino de la vida, de la prosperidad, del emprendimiento, el desarrollo y la convivencia social, como elementos propios de la naturaleza humana, como aspecto imprescindibles de la historia que hasta ahora hemos llevado, y sostenerlos.

No era posible que el 2020 se mantuviera como un año horrible para la humanidad y para los dominicanos en particular. Ahora tenemos nuevo gobierno, expectativas bien fundadas de que retomamos un camino de esperanzas y transparencia que fue siempre una aspiración muy elevada para nuestro pueblo.